miércoles, 6 de mayo de 2015

Fernando Arrabal: Houellebecq.





El poeta y dramaturgo español Fernando Arrabal presentaba su nuevo libro en París bajo el título "¡Houellebecq!". El texto ha sido editado en la capital francesa y el autor aseguró que en España no se le toma "en serio".

París | El dramaturgo y poeta español Fernando Arrabal, que pronto celebrará sus 50 años "de paso" en París, dijo que en España no se le toma "en serio", al presentar su último libro editado allí: "¡Houellebecq!", "una joyita". "En España no me toman en serio porque piensan que soy un joven provocador", señaló Arrabal, de 72 años, ante un grupo de periodistas y allegados reunidos en su casa-museo de París con motivo de la presentación del libro editado por Muley-Rubio.

Pero él no se considera "en absoluto" un provocador, pues al igual que su amigo, el polémico escritor francés Michel Houellebecq, nunca ha "sentido la voluntad de hacer provocación", que -recordó- viene del griego y significa "trampa en la que se cae". "La provocación es una cosa misteriosa, un accidente del azar", y, al igual que "el éxito, el fracaso o los premios", es "un accidente", reflexionó Arrabal, tras aludir "a la teoría de los motivos" que versa sobre la hipótesis de establecer "una ecuación matemática sobre el futuro". "Puede que un día se conozca en España mi teatro, mi cine. Puede que ocurra o que no ocurra...", barajó el ganador del Premio Nacional de Literatura Dramática 2003 por su "Carta de amor".

Su "error", reflexionó Arrabal, fue haber escrito "Carta a Franco", en la que comenzaba "usted es la persona que más daño me hizo, condenó a muerte a mi padre y prohibió todas mis obras", cuando el dictador aún estaba vivo, pues "todo el mundo sabe que hay que pisar la cola del león cuando está muerto".

Entre sorbo y sorbo de vino tinto, sentado frente a su auditorio tras una robusta mesa de madera y de espaldas a una tela ("El gran cuadro del siglo XX", de Felez) en el que aparece como la figura central de una composición que recuerda a la última cena de Juan de Juanes, Arrabal reconoció que ha "pensado mucho" en volver a España. "Pero, España -dijo- no ha pensado nunca en que yo regrese", y, en París, donde en diciembre se cumplirán 50 años que está "de paso", no se encuentra "demasiado mal": "los sufrimientos son fuertes, pero los puedo tragar".

En alusión a la tendencia "olvidadiza" de España con Arrabal, su editor, Fernando Utrera, "devoto" del escritor, le felicitó por ser el autor del único libro sobre Cervantes ("Un esclavo llamado Cervantes") que no ha sido reeditado este año.

Un comentario que divertió enormemente a Arrabal: "Si hubiese existido el Premio Cervantes en la época de Cervantes se lo habrían dado a Avellaneda", ironizó, y sin querer fabular sobre sí Cervantes habría votado a favor de la Constitución europea, se mostró seguro de que de haberla escrito "la habría resumido en una página". 
Un museo Arrabal en España

Sobre el proyecto de crear un museo Arrabal en España, el autor, vestido como siempre de negro y con una pajarita de tonos rojos deslazada, confirmó que "está olvidado", tras recordar que tiene "la colección más interesante" sobre el surrealismo y la patafísica. "Vaya sofocón va a tener mi hijo, doctor en vacas locas, el día en que decidamos (él y su "Dulcinea", Lis) dar el gran salto", dijo.

Una impresionante colección a la que ha sumado otra obra ("El gran cuadro de la poesía y la ciencia"), de Felez, quien recordó que desde hace 40 años pone imagen a las ideas de Arrabal.

La tela que emula "La fragua de Vulcano" de Velázquez retrata a eminentes científicos que tratan de lograr la clonación humana. Es precisamente la "ciencia", aunque también "Dios y el sexo", los ejes que estructuran las conversaciones de Arrabal y Houellebecq, a quien el escritor español defendió con ahínco cuando fue juzgado por "blasfemia" por decir que "el Islám es una religión gilipollas" en su novela "Plataforma".

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