martes, 7 de febrero de 2017

Almeida, Carmena y Sauquillo


Artículo de Ramón Irigoyen publicado en “Diario de Navarra”. Lunes, 06/02/2017
Se ha presentado en Madrid el excelente libro Cristina, Manuela y Paca (editorial Península), nombres de tres figuras clave del antifranquismo que, respectivamente, corresponden a los apellidos Almeida, Carmena y Sauquillo, que, por supuesto, nos las hacen más visibles. Porque ¿cuántas Cristinas, cuántas Manuelas y cuántas Pacas hay en España cuya intento de identificación, por la superabundancia de estos nombres de pila, nos podría hacer estallar el cerebro? La presentación del libro se celebró en la sede de Comisiones Obreras – antigua sede del sindicato vertical franquista -, domiciliada en la calle de Lope de Vega, pegada al paseo del Prado.
La presentación de Cristina, Manuela y Paca se celebró el pasado 24 de enero, el día en que se cumplía el 40º aniversario del asesinato de cinco abogados laboralistas en su despacho de la madrileña calle de Atocha. Aquel atentado, perpetrado por la ultraderecha,  conmovió a casi el país entero salvo, como suele ocurrir, a algunas alimañas nacidas para odiar día y noche.  En el atentado murió el hermano de Paca Sauquillo, Francisco Javier. Manuela Carmena, actual alcaldesa de Madrid, se libró de ser una de las víctimas del atentado porque, protegida desde el paraíso comunista por Marx y Engels, había cambiado a última hora una cita en aquel despacho. Igualmente Cristina Almeida, abogada de aquel despacho,  se libró del atentado y, con su oratoria tan admirada por Cicerón, el emperador del discurso forense en Roma, participó de forma decisiva en la acusación del juicio.
El editor Ramón Perelló puso de relieve en la presentación  que Almeida, Carmena y Sauquillo, ya en sus días de estudiantes en los años sesenta, fueron líderes destacadas en una universidad donde había muy poco espacio público para las mujeres.  Las tres han sido pioneras en el campo del derecho laboral – el mismo, por cierto, que tanto tentó a Donald Trump veinte años antes de su nacimiento – y en el compromiso político. Las tres han sido un ejemplo vivo para  toda una generación  de letradas que en el ejercicio de su actividad profesional pusieron por delante la lucha por una justicia democrática durante la dictadura franquista.
Paca Sauquillo militaba – y quizá sigue militando, no sé puede saber todo –  en los movimientos cristianos de base. Cristina Almeida y Manuela Carmena, inspiradas y protegidas por Lenin, militaban en el partido comunista. Almeida fue candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Sauquillo fue candidata a la alcaldía de Madrid. Y Carmena es Carmena.  Las tres fueron y siguen siendo protagonistas de la recuperación de las libertadas y de la construcción de la democracia en España.
El acto resultó vivo y  muy ágil por la brillantez y la buena administración del tiempo de las personas que intervinieron. Brillaron especialmente los discursos de Almeida – una fiera mitinera de primerísimo nivel -, Carmena, que debió nacer cosida a un micrófono, y Sauquillo, que mezcla sabiamente política con autobiografía. La eufonía de sus voces, como decía el orador Demóstenes al pie de la Acrópolis,   incrementa la persuasión de sus discursos.
Los autores de Cristina, Manuela y Paca son José G. Alén, Irene Díaz y Rubén Vega. José G. Alén es catedrático de historia de enseñanza media. Ha orientado sus investigaciones en el campo de la historia social hacia el mundo del trabajo industrial. Irene Díaz es historiadora especializada en metodología de historia oral. Tiene a su cargo, desde  2007, el Archivo de Fuentes Orales para la Historia Social de Asturias (AFOHSA). Rubén Vega es historiador y profesor de la Universidad de Oviedo vinculado, desde sus orígenes, a AFOHSA.
Mi sueño era – y no exagero –  saludar a Ramón Perelló  que comparte nombre y apellido con uno de los letristas más importantes del siglo XX. Pero el coordinador del auditorio  de Comisiones Obreras, con una eficacia que para sí quisieran los guardaespaldas de Putin, me impidió acercarme a Ramón Perelló. Me distraje unos minutos saludando a alguna gente – Ángel Gabilondo, Ignacio Fernández Toxo, que tiene un fan en el diario ateniense Ta Nea (Las Noticias) que me ha pedido información sobre Toxo en varias ocasiones – y, ay, Ramón Perelló había desaparecido. Y, claro, me acordé del  psiquiatra Julio Herrero Lozano –el autor del gran libro  Creencias que dañan, creencias que sanan (editorial Universitas) , que dice: “si te pisan un pie la culpa es tuya.” Y, por tanto, felicité en mi imaginación  al coordinador del auditorio  por su buen trabajo al impedirme saludar a Perelló  y pensé que, si algún día vuelvo a Comisiones Obreras, por si acaso, antes de ir, le pondré un SMS a Raúl Castro para pedirle su apoyo. ¿Tiene el editor Ramón Perelló parentesco con el Ramón Perelló, autor de la letra de La bien pagá y de Échale guindas al pavo?



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