jueves, 13 de diciembre de 2018

EL DESEO DE SABER



foto de Nápoles  @vila-matas
foto de Nápoles
@vila-matas
Desde muy joven sentí admiración por Valery Larbaud, un escritor al que yo llamo “el cosmopolita del espíritu”. Quizás esté ahora descubriéndote a este escritor medio olvidado, Larbaud, un hombre que nació en Vichy en 1881 y creó un personaje, un excéntrico millonario llamado Barnabooth, que no era exactamente un personaje suyo, sino un heterónimo. Concretamente, fue el primer heterónimo de la literatura moderna; se anticipó seis años al primer heterónimo de Pessoa. Es más, el poeta portugués, a través de su amigo Sa Carneiro, que vivía en París, pudo tener noticia de Barnabooth y haber esto influido en la creación de sus celebrados heterónimos.
Barnabooth, como Larbaud, pertenecía a esa especie de hombres para quienes las cosas que contribuyen a la civilización significan en principio “placer, juego, gratuidad, divertimento del espíritu, inutilidad a juicio de la gran mayoría de las gentes”. Y en lo que sí se puede identificar a Larbaud con Barnabooth es en el deseo de saber, de aprenderlo todo, de leer todos los libros y todos los comentarios, de conocer todas las lenguas, de “poder reconocerse en un texto cualquiera que se ve por primera vez y dominar el mundo”. Larbaud fue un maestro en descubrimientos de grandes autores ignorados (el primero en Europa en hablar de Borges, cuando éste sólo tenía veinticinco años, lo que dice mucho de su extraordinario olfato literario). Le encantaba descubrir territorios literarios inéditos. Y fue admirable su trabajo en este aspecto. Fue, por ejemplo, infatigable traductor e introductor en Francia de las obras Samuel Butler y del Ulises de James Joyce (el propio Joyce afirmó que era mejor la versión francesa de su texto que el original), así como propagandista de las letras españolas: tradujo a Gómez de la Serna y a Gabriel Miró.  Es posible que la admiración por esos “trabajos” de Larbaud –sacar a la luz textos geniales de escritores olvidados-  pusiera en movimiento mi afán por adentrarme en literaturas que yo veo o intuyo que no han sido lo suficientemente valoradas. (de la entrevista a Vila-Matas por parte de Verónica Scott Esposito en TIN HOUSE