tag:blogger.com,1999:blog-85520626955735590482024-03-05T08:55:05.273-08:00libros para saber más y textos que me gustanLo que me interesa en relación a la escritura.Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.comBlogger823125tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-819261208194433342024-01-09T04:03:00.000-08:002024-01-09T04:03:01.984-08:00Hacer de cada lector un «provinciano» transitorio, Ortega y Gasset calledelorco <h1 class="m_244837999404016865post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><br /><br /><br /><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><div style="margin-bottom: 24px;"><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;"><br /></p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Por tanto, hay que invertir los términos: la acción o trama no es la sustancia de la novela, sino, al contrario, su armazón exterior, su mero soporte mecánico. La esencia de lo novelesco -adviértase que me refiero tan sólo a la novela moderna- no está en lo que pasa, sino precisamente en lo que no es «pasar algo», en el puro vivir, en el ser y el estar de los personajes, sobre todo en su conjunto o ambiente. Una prueba indirecta de ello puede encontrarse en el hecho de que no solemos recordar de las mejores novelas los sucesos, las peripecias por que han pasado sus figuras, sino sólo a éstas, y citarnos el título de ciertos libros equivale a nombrarnos una ciudad donde hemos vivido algún tiempo; al punto rememoramos un clima, un olor peculiar de la urbe, un tono general de las gentes y un ritmo típico de existencia. Sólo después, si es caso, acude a nuestra memoria alguna escena particular.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Es, pues, un error que el novelista se afane mayormente por hallar una «acción». Cualquiera nos sirve. Para mí ha sido siempre un ejemplo clásico de la independencia en que el placer novelesco se halla de la trama, una obra que Stendhal dejó apenas mediada y se ha publicado con títulos diversos: <em>Luciano Leuwen</em>, <em>El cazador verde</em>, etc. La porción existente alcanza una abundante copia de páginas. Sin embargo, allí no pasa nada. Un joven oficial llega a una capital de departamento y se enamora de una dama que pertenece al señorío provinciano. Asistimos únicamente a la minuciosa germinación del delectable sentimiento en uno y otro ser; nada más. Cuando la acción va a enredarse, lo escrito termina, pero quedamos con la impresión de que hubiéramos podido seguir indefinidamente leyendo páginas y páginas en que se nos hablase de aquel rincón francés, de aquella dama legitimista, de aquel joven militar con uniforme de color amaranto.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">¿Y para qué hace falta más que esto? Y, sobre todo, téngase la bondad de reflexionar un poco sobre qué podía ser lo «otro» que no es esto, esas «cosas interesantes», esas peripecias maravillosas... En el orden de la novela, eso no existe (no hablamos ahora del folletín o del cuento de aventuras científicas al modo de Poe, Wells, etc.). La vida es precisamente cuotidiana. No es más allá de ella, en lo extraordinario, donde la novela rinde su gracia específica, sino más acá, en la maravilla de la hora simple y sin leyenda. No se puede pretender interesarnos en el sentido novelesco mediante una ampliación de nuestro horizonte cuotidiano, presentándonos aventuras insólitas. Es preciso operar al revés, angostando todavía más el horizonte del lector. Me explicaré.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Si por horizonte entendemos el círculo de seres y acontecimientos que integran el mundo de cada cual, podríamos cometer el error de imaginar que hay ciertos horizontes tan amplios, tan variados, tan heteroclíticos, que son verdaderamente interesantes, al paso que otros son tan reducidos y monótonos que no cabe interesarse en ellos. Se trata de una ilusión. La señorita de <em>comptoir </em>supone que el mundo de la duquesa es más dramático que el suyo, pero de hecho acaece que la duquesa se aburre en su orbe luminoso lo mismo que la romántica contable en su pobre y oscuro ámbito. Ser duquesa es una forma de lo cuotidiano como otra cualquiera.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">La verdad es, pues, lo contrario de esa imaginación. No hay ningún horizonte que por sí mismo, por su contenido peculiar sea especialmente interesante, sino que todo horizonte, sea el que fuere, ancho o estrecho, iluminado o tenebroso, vario o uniforme, puede suscitar su interés. Basta para ello con que nos adaptemos vitalmente a él. La vitalidad es tan generosa que acaba por encontrar en el más sórdido desierto pretextos para enardecerse y vibrar. Viviendo en la gran ciudad no comprendemos cómo puede alentarse en el villorrio. Pero si el azar nos sumerge en él, al cabo de poco tiempo nos sorprendemos apasionados por las pequeñas intrigas del lugar. Acaece como con la belleza femenina a los que van a Fernando Poo; al llegar sienten asco hacia las mujeres indígenas, pero no pasa mucho tiempo sin que la repulsión se domestique y acaben por parecer las hembras bubis princesas de Westfalia.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Esto es, a mi juicio, de máxima importancia para la novela. La táctica del autor ha de consistir en aislar al lector de su horizonte real y aprisionarlo en un pequeño horizonte hermético e imaginario que es el ámbito interior de la novela. En una palabra, tiene que <em>apueblarlo</em>, lograr que se interese por aquella gente que le presenta, la cual, aun cuando fuese la más admirable, no podría colidir con los seres de carne y hueso que rodean al lector y solicitan constantemente su interés. Hacer de cada lector un «provinciano» transitorio es, en mi entender, el gran secreto del novelista. Por eso decía antes que en vez de querer agrandar su horizonte - ¿qué horizonte o mundo de novela puede ser más vasto y rico que el más modesto de los efectivos? - ha de tender a contraerlo, a confinarlo. Así y sólo así se interesará por lo que dentro de la novela pase.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Ningún horizonte, repito, es interesante por su materia. Cualquiera lo es por su forma, por su forma de horizonte, esto es, de cosmos o mundo completo. El microcosmo y el macrocosmo son igualmente cosmos; sólo se diferencian en el tamaño del radio; mas para el que vive dentro de cada uno, tiene siempre el mismo tamaño absoluto. Recuérdese la hipótesis de Poincaré, que sirvió de incitación a Einstein: «Si nuestro mundo se contrajese y menguase, todo en él nos parecería conservar las mismas dimensiones.»</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">La relatividad entre horizonte e interés -que todo horizonte tiene su interés- es la ley vital que en el orden estético hace posible la novela.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>José Ortega y Gasset</strong><br /><em><strong>Ideas sobre la novela, 1925</strong></em><br /><br /></p></div></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-75947466400956035322024-01-04T03:56:00.000-08:002024-01-04T03:56:34.215-08:00Un testimonio que se proyecta hacia el futuro, Roberto Bolaño<h1 class="m_-340059284907271854post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><br /><br /><br /><br /><br /><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><br /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;"><br /></p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Una de las características de un clásico es ir mucho más allá de la buena escritura, que no es otra cosa que una cierta corrección gramatical. Colocar las palabras adecuadas en el lugar adecuado es la más genuina definición del estilo, dice Jonathan Swift. Pero evidentemente la gran literatura no es una cuestión de estilo ni de gramática, como también sabía Swift. Es una cuestión de iluminación, tal como entiende Rimbaud esta palabra. Es una cuestión de videncia. Es decir, por un lado es una lectura lúcida y exhaustiva del árbol canónico y por otro lado es una bomba de relojería. Un testimonio (o una obra, como queramos llamarle) que explota en las manos de los lectores y que se proyecta hacia el futuro.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Roberto Bolaño</strong><br /><strong>Conversación con Rodrigo Fresán, junio de 2002</strong><br /><br /></p></div></div></td></tr></tbody></table><br /><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-9408322032735828522023-12-13T08:46:00.000-08:002023-12-13T08:46:47.047-08:00Sólo el amor puede captar las obras de arte, Rainer Maria Rilke<h1 class="m_1071486900426853451post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEhaRCEZCuZ38ytdqdNrhjcb1aEjC5Kx4eGfM7xfLbDKbzq0AFu-D4P8JmDu3qw5X7ADRNt4tJQ_dw4gubxprLAITTwFDj770SjTFJ465P24BKUA_-R2860Z8VDO9kj3e-W3cToYlTrrjcqBpc4Xxqp2vh0ptwVvzE1l8aevvrDXGLK1hQmKCDtay-1_7-ng3ysjZ_F2SYq1uLAkoZiDc0TT-C1BTEsmIA-uiLuR2-89wU_4Aw=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: medium; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Dic 12</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Lea lo menos posible cosas estético-críticas: son opiniones partidistas empedernidas que se han vuelto absurdas a fuerza de inanimado endurecimiento, o hábiles juegos de palabras con los que hoy se impone esta opinión y mañana la opuesta. Las obras de arte son de una infinita soledad y nada las alcanza tan poco como la crítica. Sólo el amor puede captarlas, y conservarlas, y ser justo con ellas.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Rainer Maria Rilke </strong><br /><em><strong>Cartas a un joven poeta</strong></em><br />Traducción: Oscar Caeiro<br />Editorial: Losada</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: center;">***</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Cuando lees un poema, lo que importa no es entenderlo; lo que importa es que te guste. Y si te gusta, ya lo entenderás, alguna vez lo entenderás. Si te pones a pensar en por qué te ha gustado, acabarás entendiendo el poema. […] Un poema se tiene que leer de una vez, porque es un organismo acústico; es decir, el sentido del poema es un sentido de la totalidad y ningún verso se entiende ni se explica por sí mismo; cada verso está en función del todo; tienes que conocerlo todo antes de comprender cada cosa que haya que comprender en el poema. Resumiendo, tienes que estar con una alerta total de los sentidos, pero a la vez, con una completa pasividad.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Jaime Gil de Biedma</strong><br /><em>Conversaciones</em><br />Editorial: Austral</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: center;">***</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Creo que uno sólo puede enseñar el amor de algo. Yo he enseñado, no literatura inglesa, sino el amor a esa literatura. O mejor dicho, ya que la literatura es virtualmente infinita, el amor a ciertos libros, a ciertas páginas, quizá de ciertos versos. Yo dicté esa cátedra durante veinte años. Disponía de cincuenta a cuarenta alumnos, y cuatro meses.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Lo menos importante eran las fechas y los nombres propios, pero logré enseñarles el amor de algunos autores y de algunos libros. Es decir, lo que hace un profesor es buscar amigos para los estudiantes. El hecho de que sean contemporáneos, de que hayan muerto hace siglos, de que pertenezcan a tal o cual región, eso es lo de menos. Lo importante es revelar belleza y sólo se puede revelar belleza que uno ha sentido.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Jorge Luis Borges</strong><br /><strong>Anotación introductoria a B<em>orges profesor</em></strong><br /><em><strong>Curso de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires</strong></em><br />Editorial: Emecé</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: center;">***</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Mejor que conocer una cosa es amarla.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Confucio</strong><br />Leído en <em>La felicidad de los pececillos</em> de Simon Leys<br />Traducción: José Ramón Monreal<br />Editorial: Acantilado</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p></div></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-73386930626064378082023-12-03T07:46:00.000-08:002023-12-03T07:46:32.391-08:00Kafka escribe desde el abismo, Roberto Bolaño<h1 class="m_-8968288086668961053post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEhHxSHWU557Xil6ssd1MUnnLysm6fL4FsMib6kNYQaN7srb9lgK2n_FQ7u5wdXPSDPLVFr0LAeYu2i9TaDKRAm91vhwFSryjRRN9V56m5AppTYmop9uADPqN6LjlM51qw8kF_h3SqU9RriWPuf083y2Nk4rAvW1u9KtMlVkdl6zvggxxfwkuTgekthfISLCQAy39rllc2i9klgL58I93nPCUbLCThCC6fLRbfpmSYeeJ3VzBA=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: medium; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Dic 2</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;"><em>¿Quiénes eran, al comienzo, sus modelos literarios? ¿Borges? ¿Cortázar? ¿Nicanor Parra? ¿Neruda? ¿Kafka? En </em>Tres <em>dice: "Soñé que la Tierra se acababa. Y que el único ser humano que contemplaba el final era Franz Kafka."</em></p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Neruda nunca me gustó. O no me gustaba tanto como para ponerlo de modelo literario. Alguien capaz de escribirle odas a Stalin y de mantener los ojos cerrados ante el horror estalinista no merecía el más mínimo respeto. Borges, Cortázar, Sabato, Bioy Casares, Nicanor Parra sí me gustaban. Y por descontado leí todos sus libros. Con Kafka, a quien considero el más grande escritor del siglo XX, tuve algunos problemas. No es que no encontrara humor en Kafka, que lo hay y a raudales, sino que su humor era de un voltaje superior a mis fuerzas. Eso no me ocurrió con Musil ni Döblin ni Hesse, ni tampoco con Lichtenberg, a quien releo a menudo y que siempre me levanta el ánimo. Musil, Döblin, Hesse, escriben desde el borde del abismo, lo cual es meritorio. Casi nadie se atreve a escribir desde ahí. Pero Kafka escribe desde el abismo. Mientras cae por el abismo, que es pequeño como una flor o como una catedral, pero que también es grande como el universo. Kafka escribe mientras va cayendo, como Alicia en el País de las Maravillas. Cuando por fin comprendí el calibre del desafío de Kafka, empecé a leerlo desde otra perspectiva y pude acceder a la totalidad de su obra. Y ahora puedo leerlo y reírme con cierta tranquilidad, aunque nadie puede estar tranquilo demasiado tiempo con un libro de Kafka en las manos.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Roberto Bolaño</strong><br /><br /></p></div></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-91144702893399087252023-11-13T03:10:00.000-08:002023-11-13T03:10:37.125-08:00El motivo de la oscuridad, William Faulkner<p> </p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><h1 class="m_1758672391810193232post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEhHxSHWU557Xil6ssd1MUnnLysm6fL4FsMib6kNYQaN7srb9lgK2n_FQ7u5wdXPSDPLVFr0LAeYu2i9TaDKRAm91vhwFSryjRRN9V56m5AppTYmop9uADPqN6LjlM51qw8kF_h3SqU9RriWPuf083y2Nk4rAvW1u9KtMlVkdl6zvggxxfwkuTgekthfISLCQAy39rllc2i9klgL58I93nPCUbLCThCC6fLRbfpmSYeeJ3VzBA=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: medium; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Nov 13</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Creo que lo que le lleva a alguien a escribir es descubrir por sí mismo una verdad; una verdad que había existido siempre, peo que él acaba de descubrir. Le parece tan conmovedora, que le resulta necesario contársela a todo el mundo de forma que les conmueva en la misma medida que a él. Intenta contar esa verdad de la mejor forma de la que es capaz. Puede que sea consciente de su probable fracaso, de que nunca logrará referir esa verdad de una forma que les parezca a todos los demás tan sincera, conmovedora, bella, apasionante, terrible, como le pareció a él, pero lo intentará. Lo intentará mediante distintos métodos, a través del estilo, pero sin pretender resultar difícil, ni oscuro, porque no persigue el estilo, no aspira al método, sencillamente intenta contar una verdad: la que lo perturbó tanto que tuvo que aplicarse a contarla de algún modo que le parezca lo bastante inquietante o auténtica, o bella, o trágica a cualquiera que la lea. Y esa es la razón de la oscuridad: que el escritor está tratando de contar la verdad que tanto le importa de la forma mejor y más conmovedora que puede. Ahora, si pudiera narrar esa misma verdad diez años más tarde, tal vez se daría cuenta entonces de que había elegido una mala forma de contarla la primera vez. Era demasiado oscura y podría hacerlo mejor ahora, pero ya es demasiado tarde; ya ha referido esa verdad y ahora tiene que contar otra. Y ese, creo yo, es el motivo de la oscuridad: no se trata de nada deliberado, porque a ningún escritor le sobra el tiempo para interesarse en exceso por el estilo o el método. La historia, la verdad que está contando, inventa su propio estilo, su propio método.</p><p style="background: white; color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right; vertical-align: baseline;"><strong>William Faulkner</strong><br /><em><strong>León en el jardín. Entrevistas 1926-1962</strong></em><br /><br /></p></div></div></td></tr></tbody></table><br /><div><br /></div><div><br /></div>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-59112586511359054652023-10-05T01:52:00.003-07:002023-10-05T01:52:24.307-07:00Las ideas se regalan, Sol LeWitt calledelorco<h1 class="m_6422399448964624238post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Oct 2</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Me gustaría discutir la parte más interesante del anuncio: acusación de que "copio" el trabajo de otros artistas y lo declaro “innovación”. Muchas de las obras que hacen los artistas se parecen superficialmente a las de otros artistas. Esto ha sido así a lo largo de la historia del arte. Las obras individuales siempre pueden resultar similares a otras obras individuales. A menos que se compare la totalidad del trabajo de cada uno de los artistas, no puede decirse que el trabajo sea el mismo. Se han hecho comparaciones entre Manzoni y Ryman, porque ambos hicieron pinturas blancas; entre Beuys y Morris, porque los dos usaban fieltro; entre Ulrich y Bochner, porque usaban medidas, y así muchos otros. Los que hacen tales comparaciones no conocen el trabajo de estos artistas y operan en el nivel del vulgar cotilleo. No hay que tomarlos en serio. Es una idea romántica patéticamente anticuada la de que los artistas “reales” emergen completamente formados, sin antecedentes rastreables. Lo absurdo de esta creencia es evidente y, sin embargo, hay artistas que lo piensan de sí mismos.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Me parece que las ideas, una vez expresadas, pasan a ser propiedad de todos. No sirven si no se usan, nadie se las puede robar, se regalan. Las ideas del arte se convierten en el vocabulario del arte, que otros artistas pueden usar para formar sus propias ideas (aunque inconscientemente).</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Mi arte no es de invención formal; las formas que uso no son más que portadoras de contenido. Todo el arte que admiro (e incluso el arte que no admiro) me influye.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Todo eso forma parte de la historia del arte y de mi proceso de pensamiento una vez que lo asimilo. El arte que importa es el que investiga ideas a fondo, no quién hizo qué primero. Los artistas que no entienden esto están tentados a prerregistrar su trabajo, una actividad que parece pedir a gritos una nota al pie en la historia del arte.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Uno pensaría que la idea que de ahí se desprende acerca de la “vanguardia”, un producto de la misma mentalidad, ya habría sido descartada. No creo que la mayoría de los artistas la tome en serio, sólo los críticos que buscan estar a la última moda en arte y que quieren convertirse en descubridores de nuevos movimientos. Para ellos los artistas son su medio. Uno debe resistirse a que lo usen así. Después de todo, un artista está en la “avanzada” sólo una vez y no puede andar saltando de una idea a otra, simplemente para volver a la primera línea. Necesita establecerse en algún punto para hacer su arte. Mi propio trabajo de los últimos diez años trata de una sola cosa: proposiciones lógicas que toman elementos formales como su gramática. No soy el primer artista ni seré el último en trabajar con esta idea. Si en mi obra hay ideas que interesen a otros artistas, espero que las usen. Si alguien toma prestado algo de mí, me hace más rico, no más pobre. Si tomo algo prestado de los demás, los hago más ricos a ellos, pero no más pobre a mí. Creo que nosotros, los artistas, conformamos una comunidad que comparte el mismo idioma. Debido a esto, puede haber desacuerdos, pero es triste observar que dueños de galerías hagan entrar en conflicto a artistas sólo para sacarle provecho a la polémica.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Aquellos que entienden el arte sólo en términos de apariencia, no suelen entender mucho de cualquier modo. El aspecto de una obra es a menudo engañoso. El arte enfatiza el contenido (como el mío) no puede verse ni entenderse en un contexto formal. Ésta es una diferencia enorme y crucial. No puede decirse que lo que se ve igual sea igual. Para comprender el arte de nuestro tiempo hay que ir más allá de las apariencias. Espero que éste sea el último anuncio injurioso que se publica en <em>Flash Art</em>, que se ha vuelto un verdadero foro para los artistas. Siempre se pueden encontrar artículos interesantes en <em>Flash Art</em><em> </em>porque los textos están escritos en su mayoría por artistas y no por críticos de arte, que intentarán interponer sus ideas entre las de los artistas y las del lector. Quiero agradecer al Sr. Politi la oportunidad de responder a este ataque estúpido y feroz.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Sol LeWitt</strong><br /><strong>"Comentario sobre un anuncio </strong><br /><strong>publicado en Flash Art, abril de 1973"</strong><br /><em><strong>Escritos</strong></em><br />Traducción: María Minera<br />Editorial: Alias</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-59139677617281420512023-09-26T08:55:00.003-07:002023-09-26T08:55:43.350-07:00Lengua y trauma, Sylvia Molloy, calledelorco<h1 class="m_-1533072473932116747post-name" style="color: #2d3338; font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; caret-color: rgb(16, 21, 23); color: #101517; font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><br /><br /><br /><br /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Sep 26</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Se puede hablar de trauma en el idioma que se hablaba- es decir, en el idioma en que se era- en el momento del evento traumático? Pienso en Elie Wiesel quien, antes de Auschwitz, dominaba varios idiomas. Después de Auschwitz, dedicó un año a estudiar otra lengua, el francés, y en ella escribió su obra como desafío: “Quería demostrar que había entrado en una nueva época, probarme a mí mismo que estaba vivo, que había sobrevivido. Quería seguir siendo el mismo, pero dentro de otro paisaje”. Pienso: para narrar lo indecible Wiesel quería sobre todo desestabilizar la naturalidad con que hablaba las otras lenguas.</p><p align="justify" style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Pienso también en Olga Bernal, quien también cambió de paisaje lingüístico, posiblemente por las mismas razones. Primero pasó del checo al francés para escribir su obra crítica, y al final de su vida, cuando por alguna razón se sintió llamada a dar testimonio del trauma de los campos, volvió a cambiar: el francés se le había vuelto demasiado familiar.</p><p align="justify" style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">O mejor dicho, cambió de modo de expresión: dejó la literatura por la escultura.</p><p style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Sylvia Molloy</strong><br /><em><strong>Vivir entre lenguas</strong></em><br />Editorial: Eterna Cadencia</p></div></td></tr></tbody></table><br /><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-57137643862477535522023-09-08T04:18:00.000-07:002023-09-08T04:18:06.837-07:00Vivir cobijado en un mundo delicado, Anaïs Nin, calle del ORCO<h1 class="m_-7082883615220883529post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><br /><br /><br /><br /><br /><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Se vive así, cobijado, en un mundo delicado, y uno cree que vive. Entonces lee un libro (<em>Lady Chatterley</em>, por ejemplo), o va de viaje, o habla con Richard, y descubre que no vive, que está simplemente hibernando. Los síntomas de la hibernación se pueden detectar fácilmente. El primero es la inquietud. El segundo síntoma (que llega cuando el estado de hibernación empieza a ser peligroso y podría degenerar en muerte), es la ausencia de placer. Eso es todo. Parece una enfermedad inocua. Monotonía, aburrimiento, muerte. Hay millones de personas que viven (o que mueren) así, sin saberlo. Trabajan en oficinas. Tienen coche. Salen al campo con su familia. Educan a sus hijos. Hasta que llega una brusca conmoción: una persona, un libro, una canción, y los despiertan y los salvan de la muerte.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Algunos se quedan dormidos para siempre. Son como el que se durmió tendido en la nieve y nunca más despertó. Pero yo no corro peligro, porque mi casa, mi jardín, mi agradable vida, no consiguen arrullarme. Sé que estoy en una bonita cárcel de la que sólo podré huir escribiendo. Por eso he escrito un libro sobre D.H. Lawrence, por gratitud, porque ese libro me despertó. Se lo llevé a Richard y él preparó los contratos, y luego me habló de su amigo Henry Miller. Le había mostrado mi manuscrito a Henry Miller y Miller dijo: «Nunca había oído decir verdades tan duras con tanta delicadeza».</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">«Me gustaría llevarlo a cenar a tu casa», me dijo Richard. Y yo le dije que sí.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Así, delicadeza y violencia están a punto de conocerse y desafiarse mutuamente.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Anaïs Nin. </strong><br /><strong><em>Diario I (1931-1934)</em></strong><br />Traducción: Enrique Hegewicz<br />Editorial Plaza & Janés</p></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-34659039634383266052023-08-31T06:00:00.001-07:002023-08-31T06:00:15.889-07:00Contemporáneo es aquel que percibe la íntima oscuridad de su tiempo, Giorgio Agamben<h1 class="m_2520584236937937970post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEideE7jPFApUO8fGL1y1AbBaAUnip2Xp0ogc9_SmQPCYcCI9CLDfetROasUmYqaHCUxuR9S2VFlry_N4YWvq_vnVLLZj2VcwdTTNOkW3xyyx-lN4gyTPR0q6r-EA3tqwa3bCjI5MLk2sOySqS_H0kBzLLR9jyf1dKOCMvyM3HqDp1yomzvITV9IJIsx9oLR95GLN6c1lSBzJq9dnWMoNbznrX23aBraTRsNDadnvHWUia0k=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: medium; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Ago 28</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">El poeta —el contemporáneo— debe tener fija la mirada en su tiempo. ¿Pero qué cosa ve quien ve su tiempo, la sonrisa demente de su siglo? Quisiera a este punto proponerles una segunda definición de la contemporaneidad: contemporáneo es aquel que tiene fija la mirada en su tiempo, para percibir no las luces, sino la oscuridad. Todos los tiempos son, para quien lleva a cabo la contemporaneidad, oscuros. Contemporáneo es, precisamente, aquel que sabe ver esta oscuridad, que está en grado de escribir entintando la lapicera en la tiniebla del presente. ¿Pero qué significa “ver una tiniebla”, “percibir la oscuridad”? Una primera respuesta nos es sugerida por la neurofisiología de la visión. ¿Qué cosa adviene cuando nos encontramos en un ambiente privado de luz, o cuando cerramos los ojos? ¿Qué es la oscuridad que entonces vemos? Los neurofisiólogos nos dicen que la ausencia de luz desinhibe una serie de células periféricas de la retina, llamadas off-cells, que entran en actividad y producen esa especie particular de visión que llamamos oscuridad. La oscuridad no es, por lo tanto, un concepto privativo, la simple ausencia de la luz, algo así como una no-visión, sino el resultado de la actividad de las off-cells, un producto de nuestra retina. Ello significa, si volvemos ahora a nuestra tesis sobre la oscuridad de la contemporaneidad, que percibir esta oscuridad no es una forma de inercia o de pasividad, sino que implica una actividad y una habilidad particular, que, en nuestro caso, equivalen a neutralizar las luces que vienen de la época para descubrir su tiniebla, su oscuridad especial, que no es, de todos modos, separable de aquellas luces. Puede decirse contemporáneo solamente quien no se deja enceguecer por las luces del siglo y alcanza a vislumbrar en ellas la parte de la sombra, su íntima oscuridad. Con esto, sin embargo, no tenemos aun la respuesta a nuestra pregunta. ¿Por qué alcanzar a percibir las tinieblas que provienen de la época debería interesarnos? ¿No es quizás la oscuridad una experiencia anónima y por definición impenetrable, algo que no está dirigido a nosotros y no puede, por ello, concernirnos? Al contrario, el contemporáneo es aquel que percibe la oscuridad de su tiempo como algo que le concierne y no deja de interpelarlo, algo que, más que toda luz, se dirige directamente a él. Contemporáneo es aquel que recibe en pleno rostro el haz de tiniebla que proviene de su tiempo.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Giorgio Agamben</strong><br /><strong>"¿Qué es lo contemporáneo?"<br /></strong><br /></p></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-45092444226078866452023-08-14T12:46:00.005-07:002023-08-14T12:46:28.362-07:00 La mirada de Orfeo Maurice Blanchot El espacio literario<p><br /></p><br /><br /><br /><br /><br /><br /><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Cuando Orfeo desciende hacia Eurídice, el arte es el poder por el cual la noche se abre. La noche por la fuerza del arte, lo acoge, se vuelve la intimidad acogedora, la unión y el acuerdo de la primera noche. Pero Orfeo desciende hacia Eurídice: para él, Eurídice es el extremo que el arte puede alcanzar, bajo el nombre que la disimula y bajo un velo que la cubre, es el punto profundamente oscuro hacia el cual parecen tender el arte, el deseo, la muerte, la noche. Ella es el instante en que la esencia de la noche se acerca como la <em>otra</em> noche.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Sin embargo, la obra de Orfeo no consiste en asegurar el acceso a ese “punto”, descendiendo hacia la profundidad. Su <em>obra es</em> llevarlo el día y darle, en el día, forma, figura y realidad. Orfeo puede todo, salvo mirar de frente ese “punto”, salvo mirar el centro de la noche en la noche. Puede descender hacia él, puede, poder aun más fuerte, atraerlo hacia sí, y consigue atraerlo hacía sí, pero apartándose de él. Ese rodeo es el único medio de aproximarse: tal es el sentido de la disimulación que se revela en la noche. Pero Orfeo, en el movimiento de su migración, olvida la obra que debe cumplir, y la olvida necesariamente porque la exigencia última de su movimiento no es que haya obra, sino que alguien se enfrente a ese “punto”, capte su esencia allí donde esa esencia aparece, donde es esencial y esencialmente apariencia: en el corazón de la noche.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">El mito griego dice: no se puede hacer obra si se busca la experiencia desmesurada de la profundidad por sí misma, experiencia que los griegos reconocen necesaria a la obra, experiencia en la que la obra se somete a la prueba de su desmesura. La profundidad no se entrega de frente, sólo se revela disimulándose en la obra. Respuesta capital, inexorable. Pero el mito también muestra que el destino de Orfeo no es someterse a esta ley última; y de modo evidente, al volverse hacia Eurídice, Orfeo arruina la obra, la obra se deshace inmediatamente y Eurídice vuelve a la sombra; la esencia de la noche, bajo su mirada, se revela como lo inesencial. Así traiciona a la obra, a Eurídice y a la noche. Pero no volverse hacia Eurídice, no sería menos traicionar, ser infiel a la fuerza sin mesura y sin prudencia de su movimiento, que no quiere a Eurídice en su verdad diurna y en su encanto cotidiano, que la quiere en su oscuridad nocturna, en su alejamiento, con su cuerpo cerrado y su rostro sellado, que quiere verla no cuando es visible, sino cuando es invisible, y no como la intimidad de una vida familiar, sino como la extrañeza de lo que excluye toda intimidad, no hacerla vivir, sino tener viva en ella la plenitud de la muerte.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Sólo esto fue a buscar a los Infiernos. Toda la gloria de su obra, todo el poder de su arte y el deseo mismo de una vida feliz bajo la bella claridad del día son sacrificados a esa única preocupación: mirar en la noche lo que disimula la noche, la <em>otra</em> noche, la disimulación aparece.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Movimiento infinitamente problemático, que el día condena como una locura sin justificación o como la expiación de la desmesura. Para el día, el descenso a los Infiernos, el movimiento hacia la vana profundidad, ya es desmesura. Es inevitable que Orfeo no respete la ley que le prohíbe “volverse”, porque la violó desde sus primeros pasos hacia las sombras. Esto nos hace presentir que en realidad Orfeo no dejó de estar orientado hacia Eurídice: la vio invisible, la tocó intacta, en su ausencia de sombra, en esa presencia velada que no disimulaba su ausencia, que era presencia de ausencia infinita. Si no la hubiera mirado, no la hubiese atraído y, sin duda, ella no está allí, pero él mismo, en esa mirada, está ausente, no está menos muerto que ella, no muerto con la tranquila muerte del mundo que es reposo, silencio y fin, sino con esa otra muerte que es muerte sin fin, prueba de la ausencia sin fin.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Al juzgar la empresa de Orfeo, el día también le reprocha haber dado pruebas de impaciencia. El error de Orfeo parece ser entonces el deseo que lo lleva a ver y poseer a Eurídice; él, cuyo único destino es cantarle. Sólo es Orfeo en el canto, sólo puede relacionarse con Eurídice en seno del himno, sólo tiene vida y verdad después del poema y por él, y Eurídice representa esta dependencia mágica que fuera del canto hace de él una sombra, y que sólo lo libera vivo y soberano en el espacio de la medida órfica. Sí, esto es cierto: sólo en el canto Orfeo tiene poder sobre Eurídice, pero también en el canto, Eurídice ya está perdida, y Orfeo mismo es el Orfeo disperso que la fuerza del canto convierte desde ahora en “el infinitamente muerto”. Pierde a Eurídice porque la desea más allá de los límites mesurados del canto, y se pierde a sí mismo, pero este deseo y Eurídice perdida y Orfeo disperso son necesarios al canto, como a la obra le es necesaria la prueba de la inacción eterna.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Orfeo es culpable de impaciencia. Su error es querer agotar el infinito, poner término a lo interminable, no sostener interminablemente el movimiento mismo de su error. La impaciencia es la falta de quien quiere sustraerse a la ausencia de tiempo, la paciencia es la astucia que busca dominar esa ausencia de tiempo haciendo de ella otro tiempo, medido de otra manera. Pero la verdadera paciencia no excluye la impaciencia, es su intimidad, es la impaciencia que se sufre y se soporta sin fin. Entonces, la impaciencia de Orfeo también es un movimiento justo: en ella comienza lo que va a llegar a ser su propia pasión, su más alta paciencia, su residencia infinita en la muerte.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br />Traducción: Vicky Palant y Jorge Jinkis<br />Editora Nacional</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-3668011370910333432023-07-31T06:14:00.007-07:002023-07-31T06:14:44.033-07:00Dejar un mundo un poco más bello de lo que era, Marguerite Yourcenar<h1 class="m_4049529617747166877post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><div><br /></div><div><br /></div><br /><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEideE7jPFApUO8fGL1y1AbBaAUnip2Xp0ogc9_SmQPCYcCI9CLDfetROasUmYqaHCUxuR9S2VFlry_N4YWvq_vnVLLZj2VcwdTTNOkW3xyyx-lN4gyTPR0q6r-EA3tqwa3bCjI5MLk2sOySqS_H0kBzLLR9jyf1dKOCMvyM3HqDp1yomzvITV9IJIsx9oLR95GLN6c1lSBzJq9dnWMoNbznrX23aBraTRsNDadnvHWUia0k=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: medium; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Jul 31</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Todo escritor es útil o es nocivo. Es nocivo si es farragoso, si deforma o falsifica (aun inconscientemente) para obtener un efecto o un escándalo; si se acomoda sin convicción a opiniones en las cuales no cree. Es útil si ayuda a la lucidez del lector, lo desembaraza de timideces y de prejuicios, le hace ver y sentir lo que ese lector no hubiera visto o sentido sin él. Si mis libros son leídos, y si llegan a una persona, a una sola, y le aportan una ayuda cualquiera, así fuera por un momento, me considero útil. Como creo también en la duración infinita de todas las pulsiones, como todo continúa y se vuelve a hallar en otra forma, esta utilidad puede extenderse bastante lejos en el tiempo. Un libro puede dormir cincuenta años, o dos mil años, en un rincón de una biblioteca, y de repente lo abro, y descubro en él maravillas o abismos, un renglón que me parece haber sido escrito sólo para mí. En esto, el escritor no difiere del ser humano, en general: todo lo que decimos, todo lo que hacemos trasciende, más o menos. Debemos tratar de dejar atrás nuestro un mundo un poco más limpio, un poco más bello de lo que era, aun si ese mundo es un patio trasero o una cocina.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Marguerite Yourcenar</strong><br /><em><strong>“Con los ojos abiertos” entrevistas con Matthieu Galey</strong></em><br />Traducción: Elena Berni<br />Editorial Emecé</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-37694323658558148502023-07-02T10:09:00.004-07:002023-07-02T10:09:35.036-07:00Latidos de un rosal meditativo by L'ALTRANGE<table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; padding: 0px; vertical-align: top; width: 596px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="m_-8825222567665352041small-12 m_-8825222567665352041columns" style="font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 564px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><header style="padding-top: 50px;"><h1 style="line-height: 1.3; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: normal; padding: 0px 0px 10px; text-align: center;"><br /></h1></header></th><th style="color: #0a0a0a; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px !important; text-align: left; width: 0px;"><br /></th></tr></tbody></table></th></tr></tbody></table><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; padding: 0px; vertical-align: top; width: 596px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="m_-8825222567665352041small-12 m_-8825222567665352041columns" style="font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 564px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="color: #0a0a0a; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="border-bottom-color: rgb(0, 0, 0); border-bottom-style: dotted; border-bottom-width: 1px; margin-bottom: 20px;"><h6 style="font-size: 0.8rem; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: normal; padding: 0px;">Enviado el 2 de julio 2023</h6></div></th><th style="color: #0a0a0a; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px !important; text-align: left; width: 0px;"><br /></th></tr></tbody></table></th></tr></tbody></table><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; padding: 0px; vertical-align: top; width: 596px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="m_-8825222567665352041small-12 m_-8825222567665352041columns" style="line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; color: #0a0a0a; font-size: 16px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 564px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14px;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="color: black; font-weight: 400;">La semana pasada hice un envío acerca de ciertas distinciones que pasan desapercibidas entre dar y recibir. </span></span></span></span><span style="font-size: 14px;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="color: black; font-weight: 400;">Así como acerca del agradecimiento, una condición sobre la que la mayoría tiene una idea equivocada.</span></span></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Aunque el de hoy no aborda ninguno de esos temas, guarda cierta relación.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">A través de estos domingos se van tejiendo una serie de intercambios y de relaciones en las que de pronto un lector se convierte en autor. En realidad ya lo era pero digamos que asume la responsabilidad de su voz dentro de este espacio.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">El lector-autor que me corresponde y me sorprende con sus devoluciones, es decir con su diálogo productivo e imaginativo a partir de lo que entrego, vive en Barcelona y se presenta como L'ALTRANGE. Hoy nos comparte este texto que fue inspirado por la imagen capturada por el cineasta Hubert Sauper, en la que yo aparecía regando un cerezo.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Este lector detecta lo que para la mayoría pasa inadvertido y descubre la misteriosa relación entre REGAR <span style="color: #e25041;">y</span> REZAR.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Y yo le pregunto, antes de dejarlos con él y la lectura de su maravilloso texto </span></span><a data-saferedirecturl="https://www.google.com/url?q=http://jckiprcy.r.us-west-2.awstrack.me/L0/http:%252F%252Fcampoderelampagos.org%252Fcritica-y-reviews%252F2%252F7%252F2023%253Futm_source%3Demailoctopus%2526utm_medium%3Demail%2526utm_campaign%3DLatidos%252520de%252520un%252520rosal%252520meditativo/1/01010189150261b6-dfb52aaf-b9e0-4c85-b23d-f3b92ca80539-000000/t9cd8aUZ6VM7a0xySyJfy_EAzZ0%3D329&source=gmail&ust=1688404074146000&usg=AOvVaw3H-F_hkG2fWtE0lNETtGZE" href="http://jckiprcy.r.us-west-2.awstrack.me/L0/http:%2F%2Fcampoderelampagos.org%2Fcritica-y-reviews%2F2%2F7%2F2023%3Futm_source=emailoctopus%26utm_medium=email%26utm_campaign=Latidos%2520de%2520un%2520rosal%2520meditativo/1/01010189150261b6-dfb52aaf-b9e0-4c85-b23d-f3b92ca80539-000000/t9cd8aUZ6VM7a0xySyJfy_EAzZ0=329" rel="noopener noreferrer" style="color: #1155cc;" target="_blank"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Latidos de un rosal meditativo</span></span></a><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">: </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">¿Se puede regar una rosa en el desierto?</span></span></p></th></tr></tbody></table><br /><br /><br /><br /><br /><br /></th></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-44616694784060503852023-06-27T03:58:00.003-07:002023-06-27T03:58:35.868-07:00CUATRO MIL NOVECIENTOS CUARENTA Y UNO<p> </p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p>Ayer trajeron pechugas de Mercadona y creo que estaban podridas, yo he probado un mordisco de una que ya estaba cocinada y me ha parecido incomible, muy mal sabor.</p><p>Era mucho más feliz y comía mejor cuando hacía macrobiótica, tengo que volver a mis buenas costumbres, me encontraba mucho mejor.</p><p>Ahora estoy tan ocupada yendo al ambulatorio y con el coche roto que aunque me voy encontrando mejor, no encuentro el modo y el tiempo para ocuparme de la casa y eso se nota.</p><p>Lacasa requiere un esfuerzo para que todo funcione y el esfuerzo requiere tiempo y salud y a mí me faltan ambas cosas.</p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-34421267330405920812023-06-26T09:03:00.006-07:002023-06-26T09:03:51.739-07:00Caminar por París significa avanzar hacia mí, Julio Cortázar<h1 class="m_-3171257356117987700post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><br /><br /><br /><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEideE7jPFApUO8fGL1y1AbBaAUnip2Xp0ogc9_SmQPCYcCI9CLDfetROasUmYqaHCUxuR9S2VFlry_N4YWvq_vnVLLZj2VcwdTTNOkW3xyyx-lN4gyTPR0q6r-EA3tqwa3bCjI5MLk2sOySqS_H0kBzLLR9jyf1dKOCMvyM3HqDp1yomzvITV9IJIsx9oLR95GLN6c1lSBzJq9dnWMoNbznrX23aBraTRsNDadnvHWUia0k=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: medium; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Jun 26</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Cuando podía pasear por Buenos Aires, y cada vez que paseo aquí por París, solo, sobre todo de noche, sé muy bien que no soy el mismo que, durante el día, lleva una vida común y corriente. No quiero hacer romanticismo barato, no quiero hablar de estados alterados. Pero es evidente que ese hecho de ponerse a caminar por una ciudad como París o Buenos Aires durante la noche, que ese estado ambulatorio en el que en un momento dado dejamos de pertenecer al mundo ordinario, me sitúa con respecto a la ciudad y sitúa a la ciudad con respecto a mí en una relación que a los surrealistas les gustaba llamar ‘privilegiada’. Es decir que, en ese preciso momento, se producen el pasaje, el puente, las ósmosis, los signos, los descubrimientos. Y todo esto es lo que generó, en gran parte, lo que yo he escrito en forma de novelas o de relatos. Caminar por París – y por eso califico a París como “ciudad mítica”– significa avanzar hacia mí. Pero es imposible decirlo con palabras. Es decir que, en ese estado, en el que avanzo como un poco perdido como en una distracción que me hace observar los afiches, los carteles de los bares, la gente que pasa y establecer todo el tiempo con todo ello relaciones que componen frases, fragmentos de pensamiento, de sentimientos... Todo eso crea un sistema de constelaciones mentales y, sobre todo, de constelaciones sentimentales, que determinan un lenguaje que no puedo explicar con palabras.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Julio Cortázar</strong><br /><em><strong>Cortázar de la A a la Z<br />(de una entrevista filmada)</strong></em></p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-77519571622694970532023-06-12T09:34:00.001-07:002023-06-12T09:34:35.289-07:00CUATRO MIL NOVECIENTOS VEINTINUEVE<p> </p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p>ALGUNAS PERSONAS AFIRMAN QUE LEER Y ESCRIBIR ES LO MISMO.</p><p>Creo que no puedo estar menos de acuerdo, pero sí creo que ambas están unidas, la lectura me lleva a la escritura y viceversa.</p><p>Ultimamente leo mucho y escribo algo y pienso mucho en escribir más, porque recuerdo lo feliz que era cuando escribía como si fuera un manantial del que salín las ideas y las palabras de manera natural.</p><p>Hace tiempo que eso no sucede así, me tengo que concentrar, pensar, es decir, escribir supone cierto trabajo mental al que no estoy acostumbrada.</p><p>Sigo leyendo a Milena Busquets y dado que lo que ella escribe es un diario, me despierta las ganas de volver a las andadas, escribir como si fuera un diario.</p><p>He visto películas de varios diaristas y siempre o casi siempre me gustan, a Salvador Pániker le leí mucho y me gustó, a Tina Turner también, a Hemingway también y a otros que no recuerdo a pesar de que siempre me gustan los diarios.</p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-76467508904324511612023-06-11T11:29:00.004-07:002023-06-11T11:29:26.438-07:00La montaña-que-fuma María Virginia Jaua<table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; color: black; font-variant-caps: normal; padding: 0px; vertical-align: top; width: 638px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="m_-734919808283529140small-12 m_-734919808283529140columns" style="color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 606px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><header style="padding-top: 50px;"><h1 style="line-height: 1.3; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: normal; padding: 0px 0px 10px; text-align: center;"><br /></h1></header></th><th style="color: #0a0a0a; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px !important; text-align: left; width: 0px;"><br /></th></tr></tbody></table></th></tr></tbody></table><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; color: black; font-variant-caps: normal; padding: 0px; vertical-align: top; width: 638px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="m_-734919808283529140small-12 m_-734919808283529140columns" style="color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 606px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="color: #0a0a0a; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="border-bottom-color: rgb(0, 0, 0); border-bottom-style: dotted; border-bottom-width: 1px; margin-bottom: 20px;"><h6 style="font-size: 0.8rem; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: normal; padding: 0px;">Enviado el 11 de junio 2023</h6></div></th><th style="color: #0a0a0a; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px !important; text-align: left; width: 0px;"><br /></th></tr></tbody></table></th></tr></tbody></table><p><br class="Apple-interchange-newline" /></p><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; color: black; font-variant-caps: normal; padding: 0px; vertical-align: top; width: 638px;"><tbody style="caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px;"><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="m_-734919808283529140small-12 m_-734919808283529140columns" style="line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; color: #0a0a0a; font-size: 16px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 606px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Recibo numerosas señales que me llegan en momentos oportunos. Esto es algo que me ha ocurrido, sin embargo a veces siento que se intensifica. </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">La gente las llama «coincidencias». Es su manera de darles una explicación. Prefiero utilizar la palabra <span style="background-color: #ececec;">«sincronicidad».</span></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Os voy a contar una de las más recientes.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Ayer fui a dar una vuelta al <em>M</em></span><em style="font-weight: 400;">arché de la poésie</em><span style="font-weight: 400;"> (que está celebrando su edición número 40). Dio la casualidad que yo acababa de llegar a París y que un amigo muy querido con el que trabajé durante más de 10 años en la Ciudad de México, moderaba una mesa en la que participaban varios poetas del Caribe. </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Al terminar la conversación fui a saludarlo y me presentó a varias personas, entre ellas, un señor mayor. El ambiente de esta feria de editoriales y de poetas siempre me ha parecido distendido y entrañable: es un hermoso encuentro entre poetas, editores y lectores.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Me puse a conversar con el señor mayor, me di cuenta de que tenía ganas de hablar y de contarme cosas. Al cabo de un rato, me dice que ha publicado un libro, lo saca de una bolsa y lo pone en mis manos. Sin haber si quiera leído el título, lo miro a los ojos y le pregunto con sorpresa si es para mí. Asiente y con delicadeza lo retira para dedicármelo.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Cuando me lo vuelve a entregar leo: <em><span style="color: #e25041;">La montagne</span>-<span style="color: #e25041;">qui</span>-<span style="color: #e25041;">fume</span></em>.</span></span><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;"> </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Veo que trata de un libro pequeño hecho de fragmentos, como me gustan (pienso). </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Luego hablamos de otras cosas. Como de la imposibilidad de percibir la vida como un fluir continuo... Y esta imposibilidad subyace en que estamos constantemente haciendo una disociación entre el pasado y el presente... Es un tema fascinante cuando lo reflexionas desde la construcción literaria.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">De pronto, me preguntó si yo escribía. Asentí pero no le revelé que uno de mis libros lleva un volcán en la portada y la ceniza en su título. Tampoco</span></span><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;"> le dije que llevo años coleccionando imágenes del Popocatéptl y que tengo esta hermosa captura de su más reciente actividad. Ni mucho menos se me pasó por la cabeza contarle que un hermoso libro que edité-escribí sobre México están incluidos los fragmentos más hermosos que se hayan escrito nunca sobre las montañas que fuman...</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">¿Para qué?</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Él me entregó su libro y sé que voy a encontrar algo <span style="background-color: #ececec;">que -aun sin saberlo ni sospecharlo- él ha escrito para mí. </span></span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;"><span style="background-color: #ececec;">Lo que sea, sé que será una suerte de tesoro y por tanto, del orden del secreto... al igual que la intensa actividad que se produce en el interior de todas ellas...</span></span></span></p></th></tr></tbody></table></th></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-37946290341791705112023-06-10T11:47:00.002-07:002023-06-10T11:47:05.697-07:00La poesía como experiencia de vida, Miquel Martí i Pol<h1 class="m_-585158264270222165post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEhlg2XIa_HWxCkTEySxSgfsC8Ho_9bfVG2r3e2lDpqapydvpr3QbdnD7Uok4RnNCCMkgzjjsVP43NuiWJ5qkigd0jEMPwpe2gPsUUwmobtBhKS5u2p2TIFAhWxr8nszEVITO4G6K6gEh19ICUn4sbGaKkCVayOb7qbXboMTHQSJiuqONfcpGaFkAyQMXzLqAKNqUw=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: medium; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">May 29</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">[...] Creo que no resulta nada arriesgado considerar que el poeta vive la poesía como una experiencia más de las que, a lo largo de su existencia, lo configuran como persona. No hablo, evidentemente, de la práctica de la poesía, es decir, del acto de creación concreto y limitado –o, si se quiere más sencillo, el momento de escribir un poema–, sino de la actividad poética entendida como una actitud frente a la vida. Cualquier forma de expresión artística exige una entrega total y constante, porque todas comprometen lo que es más esencial en el hombre: su propia manera de ser. Sin embargo, la poesía, siendo como es una de las que más activamente potencia la intimidad, una de las que menos elementos exteriores a sí misma necesita para realizarse, y una de las que menos proyección comercial y social tiene en el mundo de hoy (la última de las artes pobres, como decía Pere Quart), la poesía, repito, por todo lo que he dicho y, además, por operar con un instrumento tan cotidiano y vulnerable como el lenguaje, posiblemente es la forma de expresión artística que más profundamente compromete la forma de ser del hombre, y que más sustancialmente lo modifica.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Todo esto explica la afirmación que he hecho al principio del párrafo anterior, y creo que puede ayudar a situar la poesía dentro de unos límites comprensibles. Toda experiencia vital es enriquecedora; toda conmoción íntima contribuye a nuestro desarrollo profundo. De hecho, sólo crecemos verdaderamente en términos de conocimiento, y, en consecuencia, todo lo que nos acerca de una manera exigente o tenaz al proyecto de nosotros mismos contribuye a nuestra realización, una realización a la que todos aspiramos, de una forma más o menos definida, más o menos intensa. La poesía, por tanto, como experiencia de vida, aporta una dimensión trascendental al conjunto de nuestra existencia. Además, como consecuencia de su relación dialéctica con las otras experiencias, puede convertirse, y a menudo se convierte, en el eje que centra nuestra actividad vital, y, más aún, en la piedra de toque que la define y orienta. Porque difícilmente puede considerarse la poesía como una simple experiencia fugaz y anecdótica, como un hecho que es posible que tarde o temprano olvidemos: la poesía es un "estado", una manera de ser, y en tanto que expresión de nosotros mismos engloba, en cierto modo, todas las demás experiencias. La poesía, pues, es una experiencia que hay que considerar desde una doble perspectiva: la de la percepción, que nos la debe hacer concebir como una actividad más, de las muchas que realizamos a lo largo de una vida; y la de la globalización, que nos debe permitir evaluar la fuerza dinámica y modificadora que ejerce en nosotros.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Miquel Martí i Pol</strong><br /><strong>Roda de Ter, febrero de 1987</strong><br /><strong>“¿Qué es poesía?”</strong><br />Editorial: Empúries<br />Traducción: KNB</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-30986398528264053602023-06-08T09:20:00.006-07:002023-06-08T09:20:40.931-07:00Calle del Orco Leer a Bourdieu es recibir una violenta sacudida ontológica, Annie Ernaux<div><br /></div><div><br /></div><br /><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; caret-color: rgb(16, 21, 23); color: #101517; font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEideE7jPFApUO8fGL1y1AbBaAUnip2Xp0ogc9_SmQPCYcCI9CLDfetROasUmYqaHCUxuR9S2VFlry_N4YWvq_vnVLLZj2VcwdTTNOkW3xyyx-lN4gyTPR0q6r-EA3tqwa3bCjI5MLk2sOySqS_H0kBzLLR9jyf1dKOCMvyM3HqDp1yomzvITV9IJIsx9oLR95GLN6c1lSBzJq9dnWMoNbznrX23aBraTRsNDadnvHWUia0k=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: medium; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Jun 8</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">El modo en que la muerte de Pierre Bourdieu fue anunciada y comentada en los medios, el 2 de enero al mediodía, fue llamativo. Unos minutos al final del noticiero, insistencia –como si se tratara de la alianza incongruente, impensable en estos días, de esas dos palabras– en “el intelectual comprometido”. Por encima de todo, el tono de los periodistas era muy revelador: era el tono del respeto lejano, del homenaje distante y estereotipado. Evidentemente, más allá del rencor que hubieran podido abrigar contra aquel que había denunciado las reglas del juego mediático, Pierre Bourdieu no era tenido por uno de los suyos. Y el desfase se revelaba inmenso entre el discurso escuchado y la tristeza que, al mismo tiempo, poseía a miles de personas, investigadores y estudiantes, docentes, pero también hombres y mujeres de toda condición para los cuales el descubrimiento de los trabajos de Pierre Bourdieu constituyó un punto de inflexión en su percepción del mundo y en sus vidas.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Leer en los años setenta <em>Los herederos</em>, <em>La reproducción</em>, más tarde <em>La distinción</em>, fue –es, siempre– recibir una violenta sacudida ontológica. Empleo deliberadamente este término de ontológico: el ser que creíamos que era ya no es el mismo, la visión que teníamos de nosotros mismos y de los otros en la sociedad se desgarra, nuestro lugar, nuestros gustos… nada es ya natural, y se da por sentado en el funcionamiento de las cosas aparentemente más ordinarias de la vida.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Y, si provenimos de estratos sociales subalternos, la aceptación intelectual que acordamos a los rigurosos análisis de Bourdieu va acompañada del sentimiento de la evidencia vivida, de la veracidad de la teoría, por así decirlo, garantizada por la experiencia: no es posible, por ejemplo, rechazar la realidad de la violencia simbólica cuando la hemos padecido, en nosotros mismos y en nuestros seres cercanos.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Tuve ocasión de comparar el efecto de mi primera lectura de Bourdieu con la que había hecho de <em>El segundo sexo</em> de Simone de Beauvoir quince años antes: la irrupción de una toma de consciencia de la que no había vuelta atrás, aquí sobre la condición femenina, allá sobre la estructura del mundo social. Irrupción dolorosa, pero a la que seguía un júbilo y una fuerza particulares, un sentimiento de liberación, de soledad quebrantada.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Sigue siendo para mí un misterio y una tristeza que la obra de Bourdieu, que entiendo como sinónimo de liberación y de <em>razones para la acción</em> en el mundo, haya podido ser percibida como un proyecto de sumisión a los determinismos sociales. Siempre me ha parecido, más bien al contrario, que, al sacar a la luz los mecanismos ocultos de la reproducción social, al objetivar las creencias y los procesos de dominación inconscientemente interiorizados por los individuos, la sociología crítica de Bourdieu desfataliza la existencia. Cuando analiza las condiciones de producción de las obras literarias y artísticas, los campos de lucha en los que estas surgen, Bourdieu no destruye el arte, no lo reduce; simplemente lo desacraliza, hace con él lo que es mucho mejor que una religión: una actividad humana compleja. Y los textos de Bourdieu han sido para mí una incitación a perseverar en mi empeño de escritura, a decir, entre otras cosas, eso que él llamaba lo reprimido social.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">El rechazo que enfrentó, a menudo con una violencia extrema, la sociología de Pierre Bourdieu, me parece que se debía a su método y al lenguaje que le es propio. Proveniente de la filosofía, Bourdieu rompió con el manejo abstracto de los conceptos que están en su fundamento (lo bello, el bien, la libertad, la sociedad), y les dio contenidos que estudiaba concreta, científicamente. Bourdieu reveló qué significaba en la realidad lo bello cuando se es agricultor o profesor, qué significaba la libertad cuando se vive en un suburbio industrial de Aulnay-sous-Bois, y explicó por qué los individuos se excluyen a sí mismos de aquello que tácitamente los excluye de todos modos.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Como en la filosofía y, en el mejor de los casos, en la literatura, es, ahora y siempre, de la condición humana de lo que se trata; pero no de un hombre general, sino de los individuos tal como son inmersos en el mundo social. Y si un discurso abstracto, que se mantiene por encima de las cosas, o profético, no perturba a nadie, no ocurre lo mismo cuando te presentan el abrumador porcentaje de niños procedentes de medios intelectual o económicamente dominantes en las grandes escuelas, o cuando te ponen al descubierto de manera rigurosa las estrategias del poder, aquí y ahora, y esto tanto para los sectores universitarios (<em>homo academicus</em>) como para los mediáticos<em>.</em></p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Cuestión de lenguaje: substituir, por ejemplo, los términos “medios o gentes humildes” y “estratos superiores” por “dominados” y “dominantes” es cambiarlo todo; es, en lugar de una expresión eufemística y naturalizada de las jerarquías, poner de manifiesto la realidad objetiva de las relaciones sociales.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">La obra de Bourdieu, entregada como la de Pascal a destruir las apariencias, a volver manifiesto el juego, la ilusión, el imaginario social, no podía menos que encontrar resistencias en la misma medida en que contiene fermentos de subversión, en que persigue propiciar una transformación del mundo, ese mundo cuya miseria quedó expuesta en el más conocido de los trabajos que dirigió junto con su equipo de investigadores.</p><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Si, con la muerte de Sartre, experimenté el sentimiento de que algo terminaba, de que sus ideas dejarían de estar activas, de que pasaban a la historia, no ocurre lo mismo con Pierre Bourdieu. Si somos tantos los que sentimos la pena de su pérdida –me atrevo, cosa que hago raramente, a decir <em>nosotros</em>, en vista de la onda fraternal que se ha propagado espontáneamente tras el anuncio de su muerte–, también somos muchos los que pensamos que la influencia de sus descubrimientos, de sus conceptos y de sus obras, no va a cesar de crecer. Tal como ocurriera con Jean-Jacques Rousseau, a propósito del que alguno de sus contemporáneos se escandalizaba porque su escritura había enaltecido al humilde.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Annie Ernaux</strong><br /><strong>"Bourdieu: la pena"</strong><br /><strong><em>Le Monde</em> el 5 de febrero de 2002,<br />día de la muerte de Pierre Bourdieu<br /></strong>Visto en <a data-saferedirecturl="https://www.google.com/url?q=https://rialta.org/dos-textos-annie-ernaux-yo-transpersonal-bourdieu/%23_ftn1&source=gmail&ust=1686327557932000&usg=AOvVaw0Jpy08Q8ZM1oV7OXtCFt0W" href="https://rialta.org/dos-textos-annie-ernaux-yo-transpersonal-bourdieu/#_ftn1" rel="noopener" style="color: #0675c4;" target="_blank">artículo</a> de Juan Manuel Tabío en Rialta</p></div></td></tr></tbody></table></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-22268670672228001802023-06-01T10:31:00.002-07:002023-06-01T10:31:09.247-07:00La poesía como experiencia de vida, Miquel Martí i Pol<h1 class="m_-5870747517776824343post-name" style="color: #2d3338; font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; caret-color: rgb(16, 21, 23); color: #101517; font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; font-variant-caps: normal; width: 640px;"><tbody><tr><td style="margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEhlg2XIa_HWxCkTEySxSgfsC8Ho_9bfVG2r3e2lDpqapydvpr3QbdnD7Uok4RnNCCMkgzjjsVP43NuiWJ5qkigd0jEMPwpe2gPsUUwmobtBhKS5u2p2TIFAhWxr8nszEVITO4G6K6gEh19ICUn4sbGaKkCVayOb7qbXboMTHQSJiuqONfcpGaFkAyQMXzLqAKNqUw=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: medium; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">May 29</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">[...] Creo que no resulta nada arriesgado considerar que el poeta vive la poesía como una experiencia más de las que, a lo largo de su existencia, lo configuran como persona. No hablo, evidentemente, de la práctica de la poesía, es decir, del acto de creación concreto y limitado –o, si se quiere más sencillo, el momento de escribir un poema–, sino de la actividad poética entendida como una actitud frente a la vida. Cualquier forma de expresión artística exige una entrega total y constante, porque todas comprometen lo que es más esencial en el hombre: su propia manera de ser. Sin embargo, la poesía, siendo como es una de las que más activamente potencia la intimidad, una de las que menos elementos exteriores a sí misma necesita para realizarse, y una de las que menos proyección comercial y social tiene en el mundo de hoy (la última de las artes pobres, como decía Pere Quart), la poesía, repito, por todo lo que he dicho y, además, por operar con un instrumento tan cotidiano y vulnerable como el lenguaje, posiblemente es la forma de expresión artística que más profundamente compromete la forma de ser del hombre, y que más sustancialmente lo modifica.</p><p align="justify" style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Todo esto explica la afirmación que he hecho al principio del párrafo anterior, y creo que puede ayudar a situar la poesía dentro de unos límites comprensibles. Toda experiencia vital es enriquecedora; toda conmoción íntima contribuye a nuestro desarrollo profundo. De hecho, sólo crecemos verdaderamente en términos de conocimiento, y, en consecuencia, todo lo que nos acerca de una manera exigente o tenaz al proyecto de nosotros mismos contribuye a nuestra realización, una realización a la que todos aspiramos, de una forma más o menos definida, más o menos intensa. La poesía, por tanto, como experiencia de vida, aporta una dimensión trascendental al conjunto de nuestra existencia. Además, como consecuencia de su relación dialéctica con las otras experiencias, puede convertirse, y a menudo se convierte, en el eje que centra nuestra actividad vital, y, más aún, en la piedra de toque que la define y orienta. Porque difícilmente puede considerarse la poesía como una simple experiencia fugaz y anecdótica, como un hecho que es posible que tarde o temprano olvidemos: la poesía es un "estado", una manera de ser, y en tanto que expresión de nosotros mismos engloba, en cierto modo, todas las demás experiencias. La poesía, pues, es una experiencia que hay que considerar desde una doble perspectiva: la de la percepción, que nos la debe hacer concebir como una actividad más, de las muchas que realizamos a lo largo de una vida; y la de la globalización, que nos debe permitir evaluar la fuerza dinámica y modificadora que ejerce en nosotros.</p><p style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Miquel Martí i Pol</strong><br /><strong>Roda de Ter, febrero de 1987</strong><br /><strong>“¿Qué es poesía?”</strong></p></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-1979930774912753892023-02-27T09:19:00.024-08:002023-03-18T09:38:48.257-07:00Calle del Orco<div class="x1a8lsjc x1swvt13 x1pi30zi" style="caret-color: rgb(28, 30, 33); color: #1c1e21; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 12px; padding-bottom: 10px; padding-left: 16px; padding-right: 16px;"><div class="x1jx94hy x78zum5 x1q0g3np" style="display: flex; flex-direction: row; font-family: inherit;"><div class="x78zum5 xdt5ytf xz62fqu x16ldp7u" style="display: flex; flex-direction: column; font-family: inherit; margin-bottom: -5px; margin-top: -5px;"><div class="xu06os2 x1ok221b" style="font-family: inherit; margin-bottom: 5px; margin-top: 5px;"><span class="x193iq5w xeuugli x13faqbe x1vvkbs xlh3980 xvmahel x1n0sxbx x1lliihq x1s928wv xhkezso x1gmr53x x1cpjm7i x1fgarty x1943h6x x4zkp8e x3x7a5m x6prxxf xvq8zen xo1l8bm xzsf02u x1yc453h" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; overflow-wrap: break-word; word-break: break-word;"><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;"><br /></span></h3><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;"><br /></span></h3><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;"><br /></span></h3><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;"><br /></span></h3><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;"><br /></span></h3><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;"><br /></span></h3><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;"><br /></span></h3><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;"><br /></span></h3><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;"><br /></span></h3><h3 class="x1heor9g x1qlqyl8 x1pd3egz x1a2a7pz x1gslohp x1yc453h" style="font-family: inherit; font-size: inherit; font-weight: inherit; margin: 4px 0px 0px; outline: none; padding: 0px;"><span style="color: var(--primary-text); font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; white-space: pre-wrap;">Todo se borrará en un segundo. El diccionario acumulado de la cuna hasta el lecho de muerte se eliminará. Llegará el silencio y no habrá palabras para decirlo. De la boca abierta no saldrá nada. Ni yo ni mí. La lengua seguirá poniendo el mundo en palabras. En las conversaciones en torno a una mesa familiar seremos tan solo un nombre, cada vez más sin rostro, hasta desaparecer en la masa anónima de una generación remota.</span></h3></span></div></div></div></div><div class="" dir="auto" style="caret-color: rgb(28, 30, 33); color: #1c1e21; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 12px;"><div class="" dir="auto" style="font-family: inherit;"><div class="x1iorvi4 x1pi30zi x1swvt13 x1l90r2v" data-ad-comet-preview="message" data-ad-preview="message" style="font-family: inherit; padding: 4px 16px 16px;"><div class="x78zum5 xdt5ytf xz62fqu x16ldp7u" style="display: flex; flex-direction: column; font-family: inherit; margin-bottom: -5px; margin-top: -5px;"><div class="xu06os2 x1ok221b" style="font-family: inherit; margin-bottom: 5px; margin-top: 5px;"><span class="x193iq5w xeuugli x13faqbe x1vvkbs xlh3980 xvmahel x1n0sxbx x1lliihq x1s928wv xhkezso x1gmr53x x1cpjm7i x1fgarty x1943h6x x4zkp8e x3x7a5m x6prxxf xvq8zen xo1l8bm xzsf02u x1yc453h" dir="auto" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; color: var(--primary-text); display: block; font-family: inherit; font-size: 0.9375rem; line-height: 1.3333; max-width: 100%; min-width: 0px; overflow-wrap: break-word; word-break: break-word;"><div class="x11i5rnm xat24cr x1mh8g0r x1vvkbs xtlvy1s x126k92a" style="font-family: inherit; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="font-family: inherit;">- Annie Ernaux</div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;">Todo lo que escribe Annie Ernaux me interesa.</div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div><div dir="auto" style="font-family: inherit;"><br /></div></div></span></div></div></div></div></div><table align="left" cellpadding="0" cellspacing="0" class="m_-4191898552813806349sf-main" style="border-collapse: collapse; caret-color: rgb(34, 34, 34); color: #222222; font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; width: 100%px;"><tbody><tr><td style="margin: 0px; width: 601px;" width="100%"><table align="left" cellpadding="0" cellspacing="0" class="m_-4191898552813806349sf-main" style="border-collapse: collapse; width: 100%px;"><tbody></tbody></table></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-58182243152257943562023-02-01T09:44:00.000-08:002023-02-01T09:44:52.455-08:00En el margen derecho de la página, Victoria de Stefano<h1 class="m_-716067871464026708post-name" style="color: #2d3338; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; margin: 0px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; margin-bottom: 32px; margin-top: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="font-size: 16px; margin: 0px;" width="64"><img class="CToWUd" data-bit="iit" height="48" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/proxy/AVvXsEhlg2XIa_HWxCkTEySxSgfsC8Ho_9bfVG2r3e2lDpqapydvpr3QbdnD7Uok4RnNCCMkgzjjsVP43NuiWJ5qkigd0jEMPwpe2gPsUUwmobtBhKS5u2p2TIFAhWxr8nszEVITO4G6K6gEh19ICUn4sbGaKkCVayOb7qbXboMTHQSJiuqONfcpGaFkAyQMXzLqAKNqUw=s0-d-e1-ft&d=identicon&r=G" style="border-radius: 24px; border: none; display: block; height: 48px; margin: 0px; max-width: 100%; width: 48px;" width="48" /></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"><p style="color: #101517; font-weight: 700; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">calledelorco</p><p style="color: #646970; line-height: 1.35; margin: 0px; padding: 0px;">Ene 13</p></td></tr></tbody></table><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">En <em>La redención de Tolstoi</em>, Iván Bunin cuenta que siendo muy joven y confeso tolstoiano, en una de sus visitas al maestro, este le preguntó si seguía escribiendo. Le contestó que casi no escribía, que todo lo que escribía le parecía insignificante. Además, no sabía sobre qué escribir. "¿Cómo es eso? Si no sabe sobre qué escribir escriba sobre eso, escriba que no sabe acerca de qué escribir y por qué. Busque la razón de esa ausencia de motivos y descríbala": Sabio consejo que ya apuntaba a los recursos minimalistas de las novelas caracterizadas por la ausencia de un relato-marco, puestas en marcha por la crisis de la posmodernidad.<br />A partir del consejo de Tolstoi, que podría resumirse en "escriba, escriba lo que sea", recordé todas las veces que sentí deseos de escribir sobre todo lo que me iba viniendo a la mente mientras escribía, en el margen derecho de la página. Sí, escribir en una columna al margen del texto, como una manera de reproducir y legitimar el proceso "auténtico" de composición. En una columna, la ficción, bajo forma de relato, bien sea débil o fuerte y, en la otra, las reflexiones, las asociaciones extemporáneas, sin exceptuar las correcciones y las enmiendas, relacionadas con el texto a medida que este iba creciendo. ¿Y porqué no lo haces?, me preguntó bruscamente D.R. en la sesión de terapia. ¿Quién, qué te refrena, qué inquisidor te lo impide? Tu madre y tu padre ya están muertos. Haz lo que quieras, aprende a darte permiso... sin culpabilidad, sin temor a las infracciones. Otro buen consejo. De lo que quiero <em>haré</em> lo que <em>puedo</em>. El acto de la voluntad es el que cuenta. Lo importante es dar batallas, dijo la terapeuta. Perder una batalla no es fracasar, fracasar es no dar el combate.</p><p style="color: #101517; line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Victoria de Stefano</strong><br /><em><strong>Diarios 1988-1989. La insubordinación de los márgenes</strong></em><br />Editorial: El Estilete</p><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; color: black; margin: 24px 0px 0px; width: 640px;"><tbody><tr class="m_-716067871464026708btn-bar-wrapper"><td style="font-size: 16px; margin: 0px; width: 150.018372px;"><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" class="m_-716067871464026708btn m_-716067871464026708btn-wrapper m_-716067871464026708btn-primary" role="presentation" style="border-collapse: collapse; box-sizing: border-box; float: left; text-align: center; width: auto;"><tbody><tr><td align="left" style="font-size: 16px; margin: 0px;"><br /></td></tr></tbody></table></td><td style="font-size: 16px; margin: 0px;"></td></tr><tr><td colspan="2" style="font-size: 16px; margin: 0px;"></td></tr></tbody></table></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-50135975389820202472023-01-29T09:02:00.002-08:002023-01-29T09:02:07.702-08:00La economía del don y la inspiración María Virginia<table class="row" style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; padding: 0px; position: relative; vertical-align: top; width: 596px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="small-12 large-12 columns first last" style="font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><span style="color: black; font-size: small;"><br /><br /><br /><br /><br /><br /></span><br /></th></tr></tbody></table><table class="row" style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; padding: 0px; position: relative; vertical-align: top; width: 596px;"><tbody></tbody></table><table class="row" style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; padding: 0px; position: relative; vertical-align: top; width: 596px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="small-12 large-12 columns first last" style="font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><div><br /></div><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 564px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">« Quisiera invitar a pensar el GIF como parte de una economía del don (¡casi inevitable el juego de palabras entre GIF y Gift!). El GIF es parte del retorno de la economía del don facilitado por la colaboración en red...»</span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Esta es una cita extraída de un ensayo de </span></span><a href="http://jckiprcy.r.us-west-2.awstrack.me/L0/http:%2F%2Fcampoderelampagos.org%2Fcritica-y-reviews%2F18%2F11%2F2017-1%3Futm_source=emailoctopus%26utm_medium=email%26utm_campaign=La%2520econom%25C3%25ADa%2520del%2520don%2520y%2520la%2520inspiraci%25C3%25B3n/1/01010185fc3b1d6e-1368b546-3d1e-478d-afe4-8ac77ee317eb-000000/PY0quM-ljO6zTzaBfM2f3VcMg3M=307" rel="noopener noreferrer" target="_blank"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Sergio Martínez Luna</span></span></a><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;"> publicado hace algún tiempo. A veces sentimos el impulso de volver a recorrer algunos territorios ya transitados: releer.</span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Quizás esto obedezca a la regla que rige la incorporación de nuevos fragmentos de conocimiento que lo completen o por el contrario desprenderse de algunos de ellos. Algo así como la piedra que nos llevamos a casa como recuerdo de una excursión y que un día nos pide regresar<span style="background-color: #ececec;"> a su espacio natural, donde pertenece.</span></span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Pero no solo eso.</span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;"></span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">También existen ciertas lógicas sobre las que no se puede ofrecer <em>una </em>respuesta. Como por ejemplo en el caso de esta imagen de Ariel Guzik. Que para mi </span><span style="caret-color: rgb(0, 0, 0); font-weight: 400;">participa de la economía del don a la que se alude y sin embargo también consigue escapar de ella para conducirme hacia la pregunta por <em><span style="color: #e25041;">la inspiración</span></em>...</span></span></p></th></tr></tbody></table><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /></th></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-28522459936953375792023-01-01T08:49:00.005-08:002023-01-01T08:49:41.034-08:00Reflexiones sobre el oráculo María Virginia Jaua<table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 595.974243px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="m_-3898367680057012523small-12 m_-3898367680057012523columns" style="font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 563.988953px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><header style="padding-top: 50px; text-align: center;"><br /></header></th><th style="color: #0a0a0a; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px !important; text-align: left; width: 0px;"><br /></th></tr></tbody></table></th></tr></tbody></table><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 595.974243px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="m_-3898367680057012523small-12 m_-3898367680057012523columns" style="font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 563.988953px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="color: #0a0a0a; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="border-bottom-color: rgb(0, 0, 0); border-bottom-style: dotted; border-bottom-width: 1px; margin-bottom: 20px;"><h6 style="font-size: 0.8rem; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px 0px 10px; overflow-wrap: normal; padding: 0px;"><strong>E</strong>nviado<span style="color: #e25041;"> </span>el 1 de enero de 2023</h6></div></th><th style="color: #0a0a0a; font-size: 16px; font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px !important; text-align: left; width: 0px;"><br /></th></tr></tbody></table></th></tr></tbody></table><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; caret-color: rgb(10, 10, 10); color: #0a0a0a; font-family: times-new-roman; font-size: 16px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 595.974243px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th class="m_-3898367680057012523small-12 m_-3898367680057012523columns" style="font-weight: 400; line-height: 1.3; margin: 0px auto; padding: 0px 16px 16px; text-align: left; width: 564px;"><div><span style="font-family: Georgia, serif;"></span></div><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 563.988953px;"><tbody><tr style="padding: 0px; vertical-align: top;"><th style="line-height: 1.3; margin: 0px; padding: 0px; text-align: left;"><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><table style="border-collapse: collapse; border-spacing: 0px; color: #0a0a0a; font-size: 16px; padding: 0px; vertical-align: top; width: 564px;"></table><p style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 18px;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Siempre me han fascinado los oráculos. </span></span></span></p><p style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 18px;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Quizás el motivo de esta fascinación subyace por una parte, en la enorme creatividad que despliega cada cultura para concebir los suyos y por otra, en la eficacia del mensaje que estos transmiten: los oráculos siempre encuentran a sus destinatarios.</span></span></span></p><p style="font-family: Helvetica; font-size: 12px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Si esto no fuera cierto, hace mucho tiempo habrían desaparecido. Pues aunque ya no hay pitonisas griegas, existen miles de personas que se dedican a captar, traducir y transmitir visiones y pensamientos que sirvan a millones de personas. </span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Es más, actualmente se siguen inventando y diseñando oráculos (algunos muy ingeniosos) ya sea para consultar o para hacer de la seriedad y pesadez de la vida un juego más divertido con sus enigmas y sus posibilidades.</span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Pensando en esto, recordé que hace doce años exactamente estaba en Atenas y el 31 de diciembre hice una visita a Delfos. Me pasee sola por el sitio arqueológico y medité acerca de lo que había vivido y traté de encontrar el sentido que me diera la fuerza necesaria para iniciar el año nuevo. </span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">No recuerdo si entonces las piedras me dijeron algo. A lo mejor sí lo hicieron, pero debe haber quedado grabado en lo más profundo del subconsciente. Lo que sí recuerdo es mi andar por entre aquellas ruinas, respirar el aire fresco del invierno y una cierta felicidad cargada de certeza de estar en el mejor lugar para mí en ese momento.</span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><br /></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">Hoy que escribo estas líneas puedo compartirles un <span style="color: #e25041;">secreto</span>: hay oráculo por todas partes. S</span></span><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;">i ponemos atención todo habla, todo dice, todo tiene un mensaje que solo cada uno de nosotros es capaz de descifrar..</span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;"><br /></span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;"><br /></span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;"><br /></span></span></p><p style="font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: Georgia, serif; font-size: medium;"><span style="font-weight: 400;"><br /></span></span></p></th></tr></tbody></table></th></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-79426497160680940482022-12-15T04:51:00.007-08:002022-12-15T04:51:42.979-08:00Virginia Woolf era un fuego de artificio, Victoria Ocampo calledelorco <h1 class="m_-6731836499119850543post-name" style="color: #2d3338; font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 40px; letter-spacing: -0.01em; line-height: 1.15; margin: 0px 0px 16px;"><br /></h1><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" role="presentation" style="border-collapse: collapse; caret-color: rgb(16, 21, 23); color: #101517; font-family: -apple-system, system-ui, blinkmacsystemfont, "Segoe UI", Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, "Helvetica Neue", sans-serif; font-size: 16px; width: 640px;"><tbody><tr><td style="margin: 0px;"><div style="margin-bottom: 24px;"><p align="justify" style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px;">Conocí a la señora Woolf en 1934, en una exposición del gran fotógrafo Man Ray, en Londres. Aldous Huxley me pasó a buscar con la vaga esperanza de que nos encontráramos allí con Virginia Woolf, a quien me presentaría. Ella salía muy poco y era difícil verla. Sin embargo tuve suerte. Llegó esa tarde a la exposición, con un gran sombrero adornado con plumas. Yo la miré con admiración. Ella me miró con curiosidad. Tanta curiosidad por una parte, y admiración por otra, que enseguida me invitó a su casa (que las bombas nazis iban a destruir pronto; yo la vi transformada en escombros en 1946, cuando Virginia ya se había suicidado). Lo primero que me llamó la atención en esta mujer fue su belleza. La belleza en ella empezaba, como diré... por el andamiaje, los huesos del rostro, las arcadas superciliares, la frente, la nariz, el mentón dibujados con una firmeza desmentida por la boca, dolorosamente vulnerable. La boca contradecía inocultablemente todo el resto de la cara, menos la mirada, cuando parecía perderse, desconsolada, en la lejanía. Esa mirada fue captada por una de las fotos de Gisèle Freund (esas fotos que me costaron un disgusto). A Vita Sackville-West, su amiga de siempre, la obsesionaba esa imagen, después de la muerte de Virginia. ¿Por qué no nos hemos dado cuenta de que estaba al borde del suicidio, ya?, me decía. Pero si bien es cierto que de pronto la mirada fija de esos ojos se anegaba en una marea de melancolía que la alejaba de cuanto la rodeaba (esto lo descubrí al conocerla), ella era también lo contrario de la melancolía: un fuego de artificio. Los seres y las cosas le interesaban demasiado para perder contacto con ellos. Los observaba con pasión. Los describía. Su palabra hablada, briosa, imprevista, galopada, como su palabra escrita, surgía espontánea, sin el menor dejo libresco, al parecer. Esta escritora que tan bien conocía su oficio hablaba menos de lo escrito que de lo vivido. Por lo menos así ocurrió conmigo. Era lo opuesto a un Borges, a quien le cuesta salir del radio de la literatura, y que si se desvía de ella no la pierde jamás de vista.</p><p style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><strong>Victoria Ocampo</strong><br /><em><strong>Testimonios</strong></em><br />Editorial Sur</p><p style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p><p style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p><p style="line-height: 1.7; margin: 0px 0px 24px; padding: 0px; text-align: right;"><br /></p></div></td></tr></tbody></table>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8552062695573559048.post-75787535308256642892022-12-14T05:14:00.001-08:002022-12-14T05:14:28.480-08:00El Hotel Chelsea<div class="row heading-title hentry" data-header-style="default_minimal" style="border: 0px; box-sizing: border-box; caret-color: rgb(66, 66, 66); color: #424242; font-family: "Josefin Sans", sans-serif; font-size: 17px; font-stretch: inherit; line-height: inherit; margin: 0px 0px 35px; padding: 30px 0px 35px; position: relative; text-align: center; vertical-align: baseline;"><div class="col span_12 section-title blog-title" style="border-bottom-color: rgb(199, 177, 146) !important; border-bottom-style: solid !important; border-bottom-width: 1px !important; border-left-width: 0px; border-right-width: 0px; border-top-width: 0px; box-sizing: border-box; float: left; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px 0px 14px; padding: 0px 0px 10px !important; position: relative; vertical-align: baseline; width: 1245px;"><h1 class="entry-title" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Open Sans"; font-size: 35px; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; letter-spacing: -1px; line-height: 45px; margin: 0px auto !important; max-width: 1000px; padding: 20px 0px; position: relative; top: 3px; vertical-align: baseline;"><br /></h1><div data-hide-on-mobile="false" id="single-below-header" style="border: 0px; box-sizing: border-box; color: #888888; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><span class="meta-date date published" style="border-left-color: rgba(0, 0, 0, 0.1); border-left-style: solid; border-width: 0px 0px 0px 1px; box-sizing: border-box; display: inline-block; float: none; font-family: "Open Sans"; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: 14px; margin: 0px; padding: 0px 10px; position: relative; top: 0px; vertical-align: baseline;">25 de noviembre de 2022</span></div></div></div><div class="row" style="border: 0px; box-sizing: border-box; caret-color: rgb(66, 66, 66); color: #424242; font-family: "Josefin Sans", sans-serif; font-size: 17px; font-stretch: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px 0px 24px; position: relative; vertical-align: baseline;"><div class="post-area col span_12 col_last" style="border: 0px; box-sizing: border-box; float: none; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px auto !important; max-width: 1000px; padding: 0px; position: relative; vertical-align: baseline; width: 1000px;"><article class="post-229111 post type-post status-publish format-standard has-post-thumbnail category-elboomeran" id="post-229111" style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><div class="inner-wrap" style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;"><div class="post-content " data-hide-featured-media="0" style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; min-height: 98px; padding: 0px; position: relative; vertical-align: baseline;"><span class="post-featured-img" style="border: 0px; box-sizing: border-box; float: left; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px 40px 0px 0px; vertical-align: baseline;"><figure class="wp-caption featured" style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; max-width: 100%; padding: 0px; position: relative; vertical-align: baseline;"><img alt="" class="attachment-full size-full wp-post-image" decoding="async" height="2560" sizes="(max-width: 1788px) 100vw, 1788px" src="https://www.elboomeran.com/wp-content/uploads/2022/11/la-foto-2-scaled.jpg" srcset="https://www.elboomeran.com/wp-content/uploads/2022/11/la-foto-2-scaled.jpg 1788w, https://www.elboomeran.com/wp-content/uploads/2022/11/la-foto-2-209x300.jpg 209w, https://www.elboomeran.com/wp-content/uploads/2022/11/la-foto-2-715x1024.jpg 715w, https://www.elboomeran.com/wp-content/uploads/2022/11/la-foto-2-768x1100.jpg 768w, https://www.elboomeran.com/wp-content/uploads/2022/11/la-foto-2-1073x1536.jpg 1073w, https://www.elboomeran.com/wp-content/uploads/2022/11/la-foto-2-1430x2048.jpg 1430w" style="border: 0px; box-sizing: border-box; display: block; font-family: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; height: auto; line-height: inherit; margin: 0px; max-height: 600px; max-width: 100%; padding: 0px; vertical-align: baseline; width: auto;" title="" width="1788" /><figcaption style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-size: 14px; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px !important; max-width: unset !important; padding: 5px 0px 0px; text-align: center; top: 0px !important; vertical-align: baseline; width: 419.0625px;">Chelsea-TwinPeaks. Técnica mixta. Irene Gracia</figcaption></figure></span><div class="content-inner" style="border: none; box-sizing: border-box; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px 0px 80px; position: relative; vertical-align: baseline;"><h4 style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: Brandon, sans-serif !important; font-size: 22px; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; letter-spacing: 0px; line-height: 32px; margin: 10px 0px 8px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Jesús Ferrero</h4><p align="JUSTIFY" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: 24px !important; margin: 0px !important; padding: 0px 0px 1.5em; vertical-align: baseline;">Pocos hoteles han alcanzado una dimensión tan mítica como el Chelsea de Nueva York. Pero los mitos solo son un relato más o menos elíptico si uno no los ha vivido o no ha formado parte de ellos. Yo llegué por primera vez al Chelsea en 1996. La empresa que me contrataba me había asignado un hotel de la avenida Lexington, pero yo me las arreglé para pasar dos noches en el Chelsea, donde Dylan Thomas había tomado la copa de la muerte, donde Leonard Cohen le había hecho una felación a Janis Joplin (él mismo lo susurraba impíamente en una de sus canciones), donde Arthur C. Clarke había escrito el </p><h1 class="entry-title" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: "Open Sans"; font-size: 35px; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; letter-spacing: -1px; line-height: 45px; margin: 0px auto !important; max-width: 1000px; padding: 20px 0px; position: relative; text-align: center; top: 3px; vertical-align: baseline;">El Hotel Chelsea</h1><p align="JUSTIFY" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: 24px !important; margin: 0px !important; padding: 0px 0px 1.5em; vertical-align: baseline;"> de <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">2001, una odisea del espacio</span> (la película de Kubrick que más veces he visto), donde Bob Dylan había compuesto <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">Dama de ojos grises de las tierras bajas</span>, y donde Sid Vicious había asesinado a su novia Nancy.</p><p align="JUSTIFY" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: 24px !important; margin: 0px !important; padding: 0px 0px 1.5em; vertical-align: baseline;">Me dieron una pequeña habitación del quinto piso, desde cuya ventana se veía un ángulo de la calle y una insignia de obsesivas luces de neón que proclamaba el nombre de Abraxas. Parecía el rótulo de un prostíbulo o de alguno de esos bares del bajo Manhattan en los que, como dijera Fitzgerald, los hombres desperdiciaban en la penumbra mohosa y desabrida los momentos más intensos de la noche y de la vida.</p><p align="JUSTIFY" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: 24px !important; margin: 0px !important; padding: 0px 0px 1.5em; vertical-align: baseline;">En el cuarto de baño vi dos cucarachas que me desquiciaron hasta que caí en la cuenta de que Manhattan era famosa por sus ejércitos de blatodeos, que más de una vez habían invadido las aceras. Me tendí en la cama, pero el calor sofocante y los mosquitos, que se abatían sobre mí como aviones de caza en miniatura, me impedían dormir. También me lo impedían los muchos fantasmas que, según mi mente trastornada por el <span style="border: 0px; box-sizing: border-box; font-family: inherit; font-size: inherit; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: inherit; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">jet lag</span>, circulaban por todos los ámbitos del hotel y entraban en los cuartos burlando puertas y ventanas. Entre todos ellos destacaban el fantasma de Dylan Thomas, el de Sid Vicious persiguiendo a su novia por los pasillos, y el de Jean-Paul Sartre hablando con una sombra de la náusea existencial y del delito de vivir.</p><p align="JUSTIFY" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: 24px !important; margin: 0px !important; padding: 0px 0px 1.5em; vertical-align: baseline;">También empezaron a circular por mi habitación y la memoria coagulada del hotel, ya convertida en mi memoria, los supervivientes del Titanic, que al parecer habían pasado en el Chelsea sus primeras noches neoyorquinas, con el horror del naufragio todavía en el cuerpo.</p><p align="JUSTIFY" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: 24px !important; margin: 0px !important; padding: 0px 0px 1.5em; vertical-align: baseline;">A eso de medianoche, la hora roja del alma, salí del cuarto y anduve recorriendo la famosa escalera de hierro forjado y contemplando los cuadros que se iban sucediendo a los largo de las paredes, muchos de ellos regalados al establecimiento por los clientes del hotel. Uno de los lienzos estaba rajado por la mitad y era un retrato de Brian Jones, el fundador de los Rolling Stones. Ver el rostro de Brian partido en dos me sacó literalmente de quicio y corrí hasta la salida para respirar el aire fresco de la noche.</p><p align="JUSTIFY" style="-webkit-font-smoothing: antialiased; border: 0px; box-sizing: border-box; font-stretch: inherit; font-style: inherit; font-variant-caps: inherit; line-height: 24px !important; margin: 0px !important; padding: 0px 0px 1.5em; vertical-align: baseline;">El nombre resplandeciente de Abraxas me arrastró como a las falenas la luz de una lámpara, y entré en el local que olía a perfumes rancios y a whisky mal destilado. Solo vi a una mujer sentada junto a la barra, que al oír mis pasos se giró hacia mí. Tenía la cara deshecha y la mirada herida. Iba a pedir una cerveza cuando la oí decir: “A usted le conozco”. No era cierto y me asusté. Por alguna razón pensé que era la muerte de rostro andrógino y que quería jugar conmigo una partida al ajedrez, como en la película aquella de Bergman. Así que salí corriendo del bar y advertí que también estaba abierto el restaurante El Quijote, pegado al Chelsea. Entré y vi a varios roqueros comienzo arroz con mariscos y bebiendo cerveza negra. Me miraron, los miré, y enseguida reconocí a Joe Strummer, que en otro tiempo había pertenecido a la banda The Clash y que chapurreaba el español. Me acogieron en su grupo con alegre indiferencia y estuve hablando con ellos hasta la una de la mañana. Entonces regresé a mi cuarto y me hundí en un sueño lleno de imágenes rotas. Veía a Sid Vicious matando a su novia, veía a Dylan Thomas hablando de una noche sin aurora mientras bebía whisky mezclado con sangre, veía a Brian Jones junto a una bruja que le rajaba la cara con un estilete. A punto de despertarme, tuve un sueño feliz: veía a la dama de ojos grises de la canción de Dylan, paseando por las tierras bajas, entre humedales y bosques encharcados, en el traslúcido amanecer de invierno: la seguían una familia de cuervos y un unicornio rojo.</p></div></div></div></article></div></div>Blanca Oraa Moyuahttp://www.blogger.com/profile/15333732755735044749noreply@blogger.com0