Ha llegado el momento de contarles algo sobre mí. Una mini biografía relacionada con el lenguaje. Crecí en una pequeña aldea campesina en Lituania, en una zona que hablaba su propio dialecto. Solíamos reírnos del idioma oficial lituano y bromear al respecto. Luego ingresé en la escuela primaria y tuve que aprender el idioma oficial lituano. Luego, en la secundaria, comencé a aprender latín y francés. Tuve dos años de cada idioma. Cuando llegaron los soviéticos en 1940, declararon que el francés y el latín no eran aceptados. En cambio, impusieron el idioma ruso. Entonces comencé a aprender ruso. Dos años de estudios. Cuando llegaron los nazis en 1942, anunciaron que el ruso ya no era aceptable, solo el alemán. A partir de allí estudié alemán durante dos años más. Entonces sucedió que terminé en un campo de prisioneros de guerra en Hamburgo, Alemania, junto a italianos y franceses. Pensé, “ah, ahora que estoy en Alemania podré perfeccionar mi alemán”. Pero al poco tiempo descubrí que estaba en una zona de Alemania donde se hablaba un dialecto especial llamado plattdeutsch, difícil de comprender incluso para el resto de la población alemana. Entonces pensé que como vivía con italianos, mejor aprender ese idioma. Aun- que unos meses más tarde comprendí que lo que estaba aprendiendo era en realidad el italiano hablado por los gitanos de Sicilia y que mis otros amigos italianos no lo entendían en lo absoluto. Al poco tiempo, la guerra terminó y llegaron los estadounidenses, por lo que todos comenzamos a aprender inglés. Pero para ese momento había llegado un punto en el que sabía varios idiomas, pero los hablaba todos mal. Fue entonces que con mi hermano llegamos a una conclusión brillante: debíamos aprender el lenguaje del cine, un idioma que todo el mundo comprendía. Arribamos a Nueva York y conseguimos una cámara Bolex para empezar a filmar. Nos rodeamos de gente joven que también hacía películas y les mostramos nuestras filmaciones a personas más experimentadas que por lo general miraban nuestras películas y luego sacudían la cabeza diciendo: “No entendemos lo que estamos viendo. ¿Qué es esto? Esto no es cine. Vamos mucho al cine y sabemos lo que es el cine y esto no se parece en absoluto”. Aquello nos devastó: ¡habíamos aprendido el lenguaje del cine incorrecto! El lenguaje de la vanguardia, de la poesía. En ese momento decidimos abandonar todos los idiomas, incluido el del cine, y hacer lo que quisiéramos aun cuando nadie, salvo nuestros amigos, nos comprendiera. Igual que en nuestra aldea. Jonas Mekas |
viernes, 7 de febrero de 2025
Decidimos abandonar todos los idiomas, Jonas Mekas De calledelorco en febrero 7, 2025
martes, 4 de febrero de 2025
Un don suntuoso de la fortuna, Paul Valéry De calledelorco en febrero 3, 2025
No quedaba, en suma, más que una certeza, una sola; al menos, así aparecía para seres como yo. Pero no estaba solo. Solo quedaba una cosa verdaderamente intangible, algo contra lo cual ninguna objeción podía sostenerse: era la impresión que nos producía la naturaleza o las obras de arte; en definitiva, la impresión de naturaleza estética, si se quiere. La impresión de belleza—empleemos el término tal cual—era para nosotros algo que nada podía derribar: era una certeza absoluta. Si una obra me gusta, si un espectáculo, un paisaje, un ser cualquiera me provoca un efecto de una cierta índole, que no apela a ninguna teoría, que no requiere dialéctica alguna, que se impone por sí mismo, que me colma, que se hace desear por sí mismo y que, además de hacerse desear, abre en mí, despierta en mí un nuevo apetito: el de hacer algo en esa misma dirección… Paul Valéry, *** En tanto que nuestro goce o nuestra alegría es fuerte, fuerte como un hecho, la existencia y la formación del medio, de la obra generadora, de nuestra sensación, nos parecen accidentales. Esta existencia se nos presenta como el efecto de un azar extraordinario, de un don suntuoso de la fortuna, y es en lo que (no olvidemos fijarnos en ello) se descubre una analogía particular entre este efecto de una obra de arte y el de ciertos aspectos de la naturaleza: accidente geológico, o combinaciones pasajeras de luz y de vapor en el cielo de la tarde”. Paul Valéry |