Luego Almitra habló de nuevo y dijo:
¿Y qué del Matrimonio, Maestro?
Y él respondió diciendo:
Habéis nacido juntos y juntos
permaneceréis por siempre jamás.
Estaréis juntos cuando las blancas alas
de la muerte dispersen vuestros días.
Sí, estaréis juntos aún en la callada
memoria de Dios.
Pero dejad que haya espacios
en vuestra compacta unidad.
Y dejad que los vientos de los cielos
dancen entre vosotros.
Amáos el uno al otro, pero no hagáis
del amor una atadura:
Dejad más bien que haya un mar
meciéndose entre las costas
de vuestras almas.
Llenáos mutuamente las copas, pero no
bebáis de una sola copa.
Compartid vuestro pan; pero no
comáis del mismo trozo.
Cantad y danzad juntos y estad gozosos
pero conservad cada uno
vuestra soledad.
Hasta las cuerdas del laud están solas
aunque vibren con la misma música.
Dad vuestros corazones;
pero no en prenda.
Porque solamente la mano de la Vida
puede contener vuestros corazones.
Y estad juntos,pero no
demasiado juntos,
porque las columnas del templo
guardan distancia, y el roble y el ciprés
no crecen el uno a la sombra del otro.