martes, 9 de agosto de 2022

Un día perfecto, Ricardo Piglia



calledelorco


Alguien recordó que el atardecer no existía como tema poético para los griegos. Todo el mérito era para el amanecer y sus múltiples metáforas: la aurora, el alba, el despertar. Recién en Roma, con la declinación del imperio, Virgilio y sus amigos empezaron a celebrar el ocaso, el crepúsculo, el fin del día.

¿Habría entonces escritores del amanecer y escritores del crepúsculo? Ésas son las listas que me gusta hacer. Pero, en cambio, ahora que ha caído la noche y me alumbra una vieja lámpara me gustaría rememorar un sentimiento ligado a la puesta de sol. ¿Cómo podríamos definir un día perfecto? Tal vez sería mejor decir: ¿cómo podría yo narrar un día perfecto?

¿Para eso escribo un diario? ¿Para fijar —o releer— uno de esos días de inesperada felicidad?

Ricardo Piglia
Los diarios de Emilio Renzi
Editorial: Anagrama