domingo, 1 de enero de 2023

Reflexiones sobre el oráculo María Virginia Jaua



Enviado el 1  de enero de 2023


Siempre me han fascinado los oráculos. 


Quizás el motivo de esta fascinación subyace por una parte, en la enorme creatividad que despliega cada cultura para concebir los suyos y por otra, en la eficacia del mensaje que estos transmiten: los oráculos siempre encuentran a sus destinatarios.


Si esto no fuera cierto, hace mucho tiempo habrían desaparecido. Pues aunque ya no hay pitonisas griegas, existen miles de personas que se dedican a captar, traducir y transmitir visiones y pensamientos que sirvan a millones de personas. 


Es más, actualmente se siguen inventando y diseñando oráculos (algunos muy ingeniosos) ya sea para consultar o para hacer de la seriedad y pesadez de la vida un juego más divertido con sus enigmas y sus posibilidades.


Pensando en esto, recordé que hace doce años exactamente estaba en Atenas y el 31 de diciembre hice una visita a Delfos. Me pasee sola por el sitio arqueológico y medité acerca de lo que había vivido y traté de encontrar el sentido que me diera la fuerza necesaria para iniciar el año nuevo. 


No recuerdo si entonces las piedras me dijeron algo. A lo mejor sí lo hicieron, pero debe haber quedado grabado en lo más profundo del subconsciente. Lo que sí recuerdo es mi andar por entre aquellas ruinas, respirar el aire fresco del invierno y una cierta felicidad cargada de certeza de estar en el mejor lugar para mí en ese momento.


Hoy que escribo estas líneas puedo compartirles un secreto: hay oráculo por todas partes. Si ponemos atención todo habla, todo dice, todo tiene un mensaje que solo cada uno de nosotros es capaz de descifrar..