viernes, 7 de octubre de 2022

Annie Ernaux, la Nobel de Literatura que no temió desnudar su intimidad




En las últimas quinielas, figuraban tres nombres destacados para llevarse el Premio Nobel de Literatura de este año: Michel Houellebecq, Salman Rushdie y Annie Ernaux. Finalmente ha sido la escritora francesa la que se ha llevado el gato al agua (y la dotación de 10 millones de coronas suecas, unos 920.000 euros).

Se estrecha un poco más así la brecha de género existente en la historia de estos galardones, que hasta ahora habían reconocido a 102 hombres frente a 16 mujeres (dos de ellas, recientemente: Olga Tokarczuk en 2018 y Louise Glück en 2020).

La Academia Sueca se ha decidido a premiar a Ernaux “por su coraje y agudeza clínica a la hora de descubrir las raíces, distanciamientos y restricciones colectivas de la memoria personal”, según el comunicado emitido tras el anuncio. “Annie Ernaux revela la agonía de la experiencia de clase, describiendo la vergüenza, la humillación, los celos y la incapacidad de ver quién realmente eres. Ha conseguido algo admirable y que perdurará en el tiempo”.

Ernaux (Lillebonne, 1940), toda una institución en Francia y perteneciente a la generación de mayo de 1968, es posiblemente la Nobel de Literatura más popular desde que se lo llevara Kazuo Ishiguro en 2017 y la 16ª galardonada del país galo (el último fue Patrick Modiano en 2014), la nación más reconocida en ese sentido.

Es una escritora de prosa a tumba abierta, sin tapujos, lo que ha contribuido a crear un alto grado de identificación entre su legión de seguidores (Carlota Casiraghi es una de ellas). Se autodefine como una “etnóloga de sí misma”, por su tendencia hacia la autobiografía tamizada por su interés por la sociología. No en vano, cita entre sus influencias tanto a Marcel Proust como al sociólogo Pierre Bourdieu. Su estilo sin embargo es más directo y descarnado que el del autor de En busca del tiempo perdido, sin dejar de ser clásico, y ha dado lugar a más de una veintena de obras (a las que ella llama en ocasiones “autosociobiografías”).

En su camino de trasladar lo particular a lo universal, uno de sus focos es retratar diferentes aspectos de la intimidad femenina a través de sus propias experiencias, por muy duras que sean. En sus obras ha reflejado con absoluta honestidad tribulaciones como un aborto clandestino (El acontecimiento, que dio a pie a la película de Audrey Diwan que ganó el León de Oro el año pasado en el Festival de Cine de Venecia), su cáncer de mama (El uso de la foto), el alzhéimer de su madre (No he salido de mi noche) o su complicado matrimonio con un hombre de distinta condición social a la suya, que la dejó alienada y acabó en divorcio (La mujer helada)

“Escribir acabó con mi matrimonio”, reveló Ernaux este año en una entrevista en La Vanguardia. "Yo necesitaba tiempo para mí y mi marido no lo comprendió”. También confesó que escribió su primera novela a espaldas de su familia (Los armarios vacíos, en 1974, y traducida y publicada este mismo año en España). 

Nunca ha escondido sus intimidades en la literatura y ahora tampoco lo hace en el cine: en el último Festival de Cannes presentó Les années super 8, un documental dirigido por su hijo, David Ernaux-Briot, compuesto por vídeos caseros grabados por Ernaux y su familia entre 1972 a 1981, y que ofrecen un retrato cotidiano y audiovisual de varios de los temas que luego plasmó en su obra, incluido el desmoronamiento de su matrimonio.




jueves, 6 de octubre de 2022

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lunes, 3 de octubre de 2022